Prefacio de Adviento I o V.
LECTURA Is 41, 13-20
Lectura del libro de Isaías.
Yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: «No temas, Yo vengo en tu ayuda». Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda –oráculo del Señor– y tu redentor es el Santo de Israel. Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo. Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel. Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero Yo, el Señor, les responderé, Yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua. Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado. Palabra de Dios.
Comentario: El Profeta presenta a un pequeño grupo de personas, en el destierro, que intentan hacer patria y recuperar su identidad. Este grupo de exiliados se convertirá en el foco de irradiación salvífica para todos los pueblos. Por eso Isaías anima a su pueblo para que no se olvide de que el actuar de Dios los acompaña, día tras día, como Pueblo de su propiedad.
SALMO Sal 144, 1. 9-13
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino: tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. R.
ALELUIA Cf. Is 45, 8
Aleluia. ¡Destilen, cielos, desde lo alto, y que las nubes derramen al Justo! ¡Que Se abra la tierra y produzca al Salvador! Aleluia.
EVANGELIO Mt 11, 11-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud: Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan. Y Si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga! Palabra del Señor.
Comentario: El relato hace hincapié en la incidencia que tiene el reinado de Dios. En efecto, el anuncio y presencia de este reinado de Dios es tan incisivo como influyente, ya que los que lo aceptan habrán de hacerse “violencia” a sí mismos, es decir, jugarse la vida por su causa a ejemplo del propio Jesús. Dios no deja espacio a la ambigüedad y, por tanto, emplaza al creyente a tomar una opción de vida.