Una expresión popular dice: “En la vida todo tiene solución, menos la muerte”. Para nosotros, los creyentes, la muerte tiene la mejor solución: la resurrección.
En la Biblia está presente la promesa y certeza de la resurrección para los que confían en Dios:
—“Bien sé yo que mi Defensor vive y que él hablará el último, de pie sobre la tierra. Yo me pondré de pie dentro de mi piel y en mi propia carne veré a Dios” (Job 19, 25-26).
—“Sara, tu esposa, te dará un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Estableceré mi alianza con él, y con su descendencia después de él para siempre” (Gn 17, 19)
También encontramos varios relatos de personas a quienes les fue devuelta la vida:
—Eliseo (2Rey 13, 20); El hijo de la viuda (1Rey 17); El hijo de la Sunamita (2Rey 4); La hija de Jairo (Mc 5); El hijo de la viuda de Naín (Lc 7); Lázaro (Jn 11); Dorcas (Hech 9) y Euticho (Hech 20)
Jesús mismo lo explica:
—“Ustedes están muy equivocados. Ustedes no entienden ni las Escrituras ni el poder de Dios. Primeramente, en la resurrección no se toma mujer ni marido, sino que son como ángeles en el cielo. Y en cuanto a saber si hay resurrección de lo muertos, ¿No han leído lo que Dios les dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? El no es un Dios de muertos, sino de vivos”. (Mt 22, 29-32)
La muerte forma parte de nuestro ciclo vital: nacemos, vivimos y morimos. El tema de la defunción es siempre algo difícil de enfrentar, pero, nos guste o disguste, algún día ocurrirá, tanto a nuestros seres queridos como a nosotros. La gran certeza de los creyentes, es que hay una promesa, que resucitaremos de la muerte y tendremos vida en el mundo futuro de Dios.
Desde este primer día de marzo, que este año lo iniciamos con Cenizas, es oportuno prepararnos en esta cuaresma para Semana Santa, reflexionar sobre la muerte, sobre el viernes santo, pero, sobre todo, tengamos presente que existe un domingo de Pascua de resurrección y que, al final de nuestra vida, resucitaremos con Cristo.
Vivamos con alegría a Cristo resucitado. Feliz Pascua.
En Jesús, María y Pablo:
Hno. Luis Barrios Riquelme, ssp.