“El tiempo libre se debe emplear rectamente para el descanso del espíritu y para cuidar la salud de la mente y del cuerpo, por medio de ocupaciones y estudios libres, por medio de viajes a otras regiones, que enriquecen el espíritu y que, además, enriquecen a los hombres con un conocimiento mutuo; por medio también de ejercicios y manifestaciones deportivas, que son una ayuda para conservar el equilibrio psíquico, incluso colectivamente, así como para establecer relaciones fraternas entre los hombres de toda condición, de todas las naciones o de razas diferentes” (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes 61).
“Cuando llegó el día séptimo, Dios tuvo terminada su obra, y descansó en ese día de todo lo que había hecho” (Gn 2, 2).
“Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco. Porque eran tanto los que iban y venían, que no tenían tiempo ni para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado” (Mc 6, 31).
“Se acerca el periodo de vacaciones. Para muchos, éste será un tiempo de reposo. Auguro que los encuentros con la naturaleza, con personas nuevas, con los frutos de la creatividad humana sean una ocasión no sólo de recuperación de las fuerzas físicas y del desarrollo intelectual, sino también de un contacto más intenso con Dios y de refuerzo en la fe”. (Saludo del Papa Benedicto XVI, el domingo 27 de junio de 2010, a peregrinos de lengua polaca, tras el rezo del Ángelus en la Plaza San Pedro, Roma)
El tiempo de vacaciones es propicio para encontrarse, más relajados, en familia: conversar, jugar, salir a caminar, preparar un rico plato de comida y, por supuesto, descansar, reponer fuerzas y olvidarse de las tensiones de la gran ciudad. Es bueno también encontrarse con los amigos, los parientes lejanos y hacer nuevas amistades. Tengamos conciencia que Dios no está de vacaciones y acudamos a la Iglesia del lugar en donde nos encontremos y compartamos con los lugareños. Que este tiempo de merecido descanso nos haga crecer interiormente, nos brinde renovadas fuerzas para iniciar un nuevo año, con energía y entusiasmo.
En Jesús, María y Pablo,
Hno. Luis Barrios Riquelme, ssp.