Lectura de la profecía de Oseas.
Escuchen la palabra del Señor, israelitas: Entronizaron reyes, pero sin contar conmigo; designaron príncipes, pero sin mi aprobación. Se hicieron ídolos con su plata y su oro, para su propio exterminio. Yo rechazo tu ternero, Samaría; mi ira se ha encendido contra ellos. ¿Hasta cuándo no podrán recobrar la inocencia? Porque ese ternero proviene de Israel: lo hizo un artesano, y no es Dios. Sí, el ternero de Samaría quedará hecho pedazos. Porque siembran vientos, recogerán tempestades. Tallo sin espiga no produce harina, y si la produce, se la tragarán los extranjeros. Efraím multiplicó los altares para expiar el pecado, pero esos altares le han servido sólo para pecar. Por más que escriba para él mil prescripciones de mi Ley, se las tendría por una cosa extraña. En cuanto a los sacrificios que me ofrecen, ¡que los inmolen, que se coman la carne! ¡El Señor no los aceptará! Ahora, Él se acordará de sus culpas y pedirá cuenta de sus pecados: entonces ellos regresarán a Egipto. Palabra de Dios.
Comentario: La gran protesta del Profeta es la falta de conocimiento de Dios hasta su olvido. Israel prefiere a otros dioses e ídolos que no han contribuido al crecimiento moral y espiritual del pueblo. Gran responsabilidad tiene el cuerpo sacerdotal que no ha sido fiel a las enseñanzas de Dios. Tanto el pueblo como estos últimos serán juzgados sin distinción.
R. ¡Pueblo de Israel, confía en el Señor!
Nuestro Dios está en el cielo y en la tierra, Él hace todo lo que quiere. Los ídolos, en cambio, son plata y oro, obra de las manos de los hombres. R.
Tienen boca, pero no hablan, tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero no oyen, tienen nariz, pero no huelen. R.
Tienen manos, pero no palpan, tienen pies, pero no caminan; como ellos serán los que los fabrican, los que ponen en ellos su confianza. R.
Pueblo de Israel, confía en el Señor: Él es tu ayuda y tu escudo; familia de Aarón, confía en el Señor: Él es tu ayuda y tu escudo. R.
Aleluia. «Yo soy el buen Pastor; conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 9, 32-38
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Le presentaron a Jesús un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Él expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha». Palabra del Señor.
Comentario: Jesús se nos presenta bondadoso y amable. Y si nos compara con las ovejas no es porque nos considera inferiores, sino porque él es nuestro pastor. Por la misma razón, los que seguimos a Jesús y trabajamos por el Reino de Dios no podemos dejarnos condicionar por las críticas ni tampoco volvernos locos por los halagos y los aplausos. Hemos de trabajar por su Reino sin abatirnos por el fracaso o vanagloriarnos por el exitismo fácil.