Gloria. Prefacio de los Apóstoles.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles. Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano. Les he transmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Cefás y después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto. Además, se apareció a Santiago y a todos los Apóstoles. Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto. Palabra de Dios.
Comentario: Las palabras del Apóstol ratifican el anuncio central de la fe cristiana, es decir, su predicación o profesión de fe fundamental: “Cristo murió y resucitó”. Esta esencia del anuncio se desprende luego de haber conocido al Señor Resucitado y cuya experiencia sustenta aún hoy la fuerza evangelizadora de la Iglesia.
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos; un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí puso una carpa para el sol. R.
Aleluia. “Yo soy el Camino, y la Verdad y al Vida. Felipe, el que me ha visto ha visto al Padre”, dice el Señor.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto». Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos bas-ta». Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí, hará también las obras que Yo hago, y aun mayores, porque Yo me voy al Padre. Y Yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, Yo lo haré. Palabra del Señor.
Comentario: Las dudas de Felipe interpelan a todo aquel que ha pasado, pasa y pasará al creer las promesas de Jesús. Su inquietud nos permite comprender que la fe en Dios tiene sus altibajos, tropiezos y crecimientos. Sin duda que la fe no es ajena al dinamismo humano, pero si sabemos “confiar” y “abandonarnos” en las manos del Padre, podremos transformarnos en buenos discípulos de su Hijo.