Gloria. Prefacio de los Apóstoles.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ustedes no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En Él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un Templo santo en el Señor. En Él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo continúa su itinerario por la unidad y la reconciliación, pues es algo que le urge y que también es atingente a nuestro tiempo. El Apóstol se mueve en un contexto lleno de prejuicios y divisiones, ya sean religiosas, económicas, raciales o nacionales, etcétera. Porque para san Pablo nadie tiene el monopolio de la salvación, ya que esta no depende de ritos, de leyes, de sangre ni de méritos propios, sino que es un don gratuito de Dios.
R. ¡Vayan por el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. R.
Aleluia. Dice el Señor: Ahora crees Tomás porque me has visto. ¡Bien¬aventurados los que creen sin haber visto! Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no creeré». Ocho días mas tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto!». Palabra del Señor.
Comentario: La fe del apóstol Tomás es la de aquellos que para creer en Dios necesitan comprobar, palpar, ver y sentir. No le basta con aceptar el testimonio de sus hermanos, sino que quiere algo más. Sin duda que la fe en Dios pasa por la experiencia personal con alguien; quizás para Tomás los discípulos no estaban muy convencidos. Por eso, solo la visión de la fe permite entrar en contacto con Dios y todo el que tenga fe es bienaventurado y se hace creíble para los demás en la medida que sus acciones testimonian al Señor resucitado.
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Siempre es reconfortante y grato para mi espíritu el contacto con la divinidad , y la naturaleza creada y creadora. La nuestra es la mejor religión, muy espiritual y reconfortante.
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS…