Leccionario Santoral: Jer 1, 17-19; Sal 70, 1-6. 15. 17; Mc 6, 17-29.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el Nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. No dejo de dar gracias a mi Dios por ustedes, por la gracia que Él les ha concedido en Cristo Jesús. En efecto, ustedes han sido colmados en Él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y Él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo presenta sus credenciales como “llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo”. Su intención es hacerles saber que ellos no están solos, sino que tienen un Salvador que es el Señor. Porque la acción salvadora de Dios, por medio de Jesús, ha permitido elevarlos a la categoría de hijos de Dios. Este don gratuito de Dios no es estático y lo llama “vocación santa” y que es la misión de todo cristiano que ha recibido desde su bautismo.
R. ¡Te alabamos, Señor, y bendecimos tu Nombre!
Señor, día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! R.
Cada generación celebra tus acciones y le anuncia a las otras tus portentos: ellas hablan del esplendor de tu gloria, y yo también cantaré tus maravillas. R.
Ellas publican tus tremendos prodigios y narran tus grandes proezas; divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad y cantan alegres por tu victoria. R.
Aleluia. Estén prevenidos, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló diciendo: Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor que piensa: “Mi señor tardará”, y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. Palabra del Señor.
Comentario: Jesucristo anunció que vendría de nuevo a la tierra, y que esa venida sería definitiva. Pero ¿cómo debe preparase un cristiano? El cristiano debe vivir sin temor, preocupado por vivir fielmente a Dios el día a día, pero también siendo consciente de la responsabilidad de cada uno de sus actos. Una forma de “vigilar” es por medio de la virtud tan difícil de vivir, como la esperanza. Quizás la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y su rostro es de nuestro Señor resucitado, que viene “con gran poder y gloria”, que manifiesta su amor crucificado y transfigurado en la resurrección.