Leccionario Santoral: 1Jn 4, 7-16; Sal 118, 9-14; Mt 23, 8-12.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia. Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo. Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no solo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien Él resucitó y que nos libra de la ira venidera. Palabra de Dios.
Comentario: El Apóstol expresa su amor por las comunidades y su oración. Su mensaje confirma la necesidad de la presencia del Señor resucitado que convoca y transforma a los creyentes en una comunidad de hermanos. En ella es posible mantener una fe activa que se traduce en un amor solidario y en una esperanza que es paciente y firme.
R. ¡El Señor ama a su pueblo!
Canten al Señor un canto nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que Israel se alegre por su Creador y los hijos de Sión se regocijen por su Rey. R.
Celebren su Nombre con danzas, cántenle con el tambor y la cítara, porque el Señor tiene predilección por su pueblo y corona con el triunfo a los humildes. R.
Que los fieles se alegren por su gloria y canten jubilosos en sus fiestas. Glorifiquen a Dios con sus gargantas éste es un honor para todos sus fieles. R.
Aleluia. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: «Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale»! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: «Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar». ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por Aquél que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por Aquél que está sentado en él. Palabra del Señor.
Comentario: Las palabras de Jesús sirven de advertencia no solo para sus discípulos sino también para el creyente de todo tiempo. Puesto que todos estamos expuestos a caer en los vicios que reprocha Jesús a los fariseos y escribas. Es decir, la arbitrariedad de ciertas imposiciones, la vanidad o la incapacidad para discernir lo importante de lo accidental y secundario, etcétera. La fe posee una dimensión vertical con Dios y una horizontal con el prójimo. Cuando esto no se plasma en la vida, la fe se convierte en algo que asfixia, esclaviza y no se disfruta.