Gloria. Prefacio de Navidad, I, II o III.
LECTURA 1Jn 1, 14
Lectura de la primera carta de san Juan.
Queridos hermanos: Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos. Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado. Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Escribimos esto para que nuestra alegría sea completa. Palabra de Dios.
Comentario: El Autor centra su carta en la persona de Jesús y afirma que el Jesús de los evangelios es el mismo que vive en la Iglesia hoy. Es decir, la experiencia constante de su presencia en la fe de la Iglesia, pero también esta experiencia de Cristo en la fe está enraizada esencialmente en la persona histórica de Jesús. En efecto, la experiencia actual es la misma que tuvo la Iglesia desde el principio, a partir de la resurrección, de los encuentros y apariciones de Jesús resucitado a sus discípulos.
SALMO Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12
R. Alégrense, justos, en el Señor.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre. R.
ALELUIA
Aleluia. A ti, Dios, te alabamos y cantamos; a ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles. Aleluia.
EVANGELIO Jn 20, 1-8
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús; éste no estaba caído con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Palabra del Señor.
Comentario: Más allá de la consternación que pudo haber experimentado María Magdalena al ver el sepulcro vacío, es posible señalar que fue la primera en ser testigo de la resurrección y símbolo de la fe pascual. Ella ve que ha sido quitada la piedra del sepulcro y corre a decírselo a Pedro… El creer hay que entenderlo no en sentido pleno, sino más bien “como un empezar a creer”, puesto que han constatado el sepulcro vacío, pero aún su fe no está fundada en la “Palabra de Jesús”. Por eso, en nuestra búsqueda de argumentos a favor de la resurrección, no podemos llegar más allá de la credibilidad de aquellos testigos que la afirman, sino también experimentarla en nuestra vida de fe.