Gloria. Prefacio de Navidad Blanco.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días: Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo. Algunos miembros de la sinagoga llamada «de los Libertos», como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él, pero no encontraban argumentos frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra. Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios». Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre, y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y al decir esto, expiró. Palabra de Dios.
Comentario: Esteban, miembro del grupo de los siete cristianos judeohelenistas y elegido por los Doce, anuncia a Cristo entre los judíos de habla griega que viven en Jerusalén. Allí es víctima de una fuerte resistencia. Su martirio es como vivir por adelantado el proceso de la Pasión y Muerte de Jesús, ya que se constituye en el primer testigo de su época que pierde su vida por la causa del evangelio.
R. Señor, yo pongo mi vida en tus manos.
Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque Tú eres mi Roca y mi baluarte: por tu Nombre, guíame y condúceme. R.
Yo pongo mi vida en tus manos: Tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. Confío en el Señor. ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría! R.
Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia. R.
Aleluia. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! El Señor es Dios, y Él nos ilumina. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesu-cristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus Apóstoles: Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquél que persevere hasta el fin se salvará. Palabra del Señor.
Comentario: Añoramos a Dios y durante nuestra vida lo buscamos. El joven lo encontró en el desierto y le preguntó qué tenía que hacer para ser feliz. ¡Lástima que fue poco generoso! Su amor a las cosas le impidió ser libre. Y es que cuando Cristo nos pide dejarlo todo, anhela que solo él sea lo «necesario» para ser feliz. Cuando se opta por Cristo, se opta también por las consecuencias y una de ellas es la incomprensión del mundo ante el mensaje.