Leccionario Santoral: Éx 23, 20-23; Sal 90, 1-6. 10-11; Mt 18, 1-5. 10.
Lectura de la profecía de Zacarías.
La palabra del Señor llegó en estos términos: Así habla el Señor de los ejércitos: Siento un gran celo por Sión y ardo de pasión por ella. Así habla el Señor: Yo he vuelto a Sión; y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén será llamada «Ciudad de la Fidelidad», y la montaña del Señor de los ejércitos, «Montaña Santa». Así habla el Señor de los ejércitos: Los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano, a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas. Si esto parece imposible a los ojos del resto de este pueblo, ¿será también imposible para mí? –oráculo del Señor de los ejércitos–. Así habla el Señor de los ejércitos: Yo salvo a mi pueblo de los países del oriente, y de los países donde se pone el sol. Los haré volver y habitarán en medio de Jerusalén. Ellos serán mi Pueblo, y Yo seré su Dios, en la fidelidad y en la justicia. Palabra de Dios.
Comentario: Con la fórmula «Así habla el Señor del universo», el Profeta presenta un decálogo de promesas y cuyo objetivo es la restauración de la nación. No obstante, el pueblo ha de cumplir una serie de condiciones, porque la era de paz y de bienestar tendrá alcances universales. Porque: «Ellos serán mi Pueblo, y Yo seré su Dios, en la fidelidad y en la justicia».
R. ¡Reúnanse los pueblos y sirvan al Señor!
Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque Él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.
Los hijos de tus servidores tendrán una morada y su descendencia estará segura ante ti, para proclamar en Sión el Nombre del Señor y su alabanza en Jerusalén, cuando se reúnan los pueblos y los reinos, y sirvan todos juntos al Señor. R.
Aleluia. El Hijo del hombre vino para servir y dar su vida en rescate por una multitud. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
A los discípulos de Jesús se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: «El que recibe a este niño en mi Nombre me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe a Aquél que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ése es el más grande». Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes». Palabra del Señor.
Comentario: Los discípulos discutían acerca de quién era el más importante. Hoy lo llamaríamos cómo hacer «carrera» o tener «prestigio», «estatus», etcétera. Sin embargo, Jesús les enseña que sean dóciles como los niños, pues estos siempre necesitan ayuda. ¡Qué difícil es mantenerse sencillo en una sociedad tan competitiva como la nuestra!, pero los que están preocupados por ser más grandes que… se olvidan de que la felicidad no viene del mucho tener, ni tampoco del gran saber, sino que es planta fina, cultivada en la pureza del corazón y que da sus frutos en la paz y sencillez de vida.