LECTURA Am 9, 11-15
Lectura de la profecía de Amós.
Así habla el Señor: Aquel día, Yo levantaré la choza derruida de David, repararé sus brechas, restauraré sus ruinas, y la reconstruiré como en los tiempos pasados, para que ellos tomen posesión del resto de Edóm y de todas las naciones que han sido llamadas con mi Nombre −oráculo del Señor que cumplirá todo esto−. Llegan los días −oráculo del Señor− en que el labrador seguirá de cerca al que siega, y el que vendimia al que siembra. Las montañas harán correr el vino nuevo y destilarán todas las colinas. Yo cambiaré la suerte de mi pueblo Israel; ellos reconstruirán las ciudades devastadas y las habitarán, plantarán viñedos y beberán su vino, cultivarán huertas y comerán sus frutos. Los plantaré en su propio suelo, y nunca más serán arrancados del suelo que Yo les di, dice el Señor, tu Dios. Palabra de Dios.
Comentario: Ante el desalentador panorama de Israel, el Profeta intenta dar un mensaje más esperanzador. La gran restauración de Israel es posible siempre y cuando su pueblo sea fiel al Dios de la Alianza, porque mientras algunos rechazan a Dios, otros creen en el consuelo, la esperanza y en un futuro más próspero, pero en sintonía con Dios.
SALMO Sal 84, 9. 11-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de Él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
ALELUIA Jn 10, 27
Aleluia. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 9, 14-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Se acercaron los discípulos de Juan Bautista y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?». Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!». Palabra del Señor.
Comentario: Para Jesús, el ayuno que practicaban sus paisanos era una tradición que pertenecía al ámbito de “lo viejo” y, por tanto, ya no tenía sintonía con la novedad del Reino. Cuando las prácticas piadosas se convierten en rutina y se hacen solo para cumplir, entonces pierden toda validez y libertad de espíritu. El Reino de Dios no puede sostenerse a base de “cumplimientos” o motivaciones espurias, sino que requiere siempre la conversión y la recta intención de lo que se hace.