Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Cuando llegamos a Roma, Pablo recibió autorización para alojarse en una casa particular con un soldado que lo custodiara. Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo: «Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos. Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en mí nada que mereciera la muerte; pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin querer por esto acusar en nada a mi pueblo. Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel llevo estas cadenas». Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que querían verlo, proclamando el Reino de Dios, y enseñando con toda libertad y sin encontrar ningún obstáculo, lo concerniente al Señor Jesucristo. Palabra de Dios.
Comentario: En este último discurso de san Pablo se narra su vocación y conversión. Para el Apóstol, todo se remonta a la esperanza de la promesa que Dios hizo “a nuestros padres” y que ha permanecido viva en Israel. Su intención es clara y se relaciona con el deseo humano de vivir sumidos en la esperanza de resurrección, pues lo que Dios tenía prometido lo ha cumplido resucitando a Jesús.
R. ¡Los que son rectos verán tu rostro, Señor!
El Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos observan el mundo, sus pupilas examinan a los hombres. R.
El Señor examina al justo y al culpable, y odia al que ama la violencia. Porque el Señor es justo y ama la justicia, y los que son rectos verán su rostro. R.
Aleluia. «Les enviaré el Espíritu de la verdad; Él les hará conocer toda la verdad», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús resucitado había anunciado con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: «Señor, ¿y qué será de éste?». Jesús le respondió: «Si Yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme». Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: «Él no morirá», sino: «Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?». Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relatara detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían. Palabra del Señor.
Comentario: San Pedro y san Juan tienen un lugar importante en la comunidad de Jesús. El primero, como pastor supremo del rebaño; y el otro, ha de continuar el camino de Jesús desde el discipulado. Por eso Jesús le explica y reprende a Pedro, ya que Juan tendrá un camino diverso al suyo. Este último responderá siguiéndolo hasta la cruz. En cambio, Pedro será cabeza de la Iglesia. Así vemos que todas las vocaciones y carismas tienen su sentido en la Iglesia.