Leccionario Santoral: Flp 3, 17-4, 1; Sal 33, 2-9; Jn 12, 24-26.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son. En el Evangelio se revela la justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice la Escritura: «El que es justo vivirá por la fe». En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la verdad. Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer, ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquéllos no tienen ninguna excusa. En efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles. Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus propios cuerpos, ya que han sustituido la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente. Amén. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo enseña que el «anuncio» del Evangelio también es «denuncia», porque así como revela la justicia salvadora de Dios, también manifiesta su actitud irreconciliable frente a todo aquello que vaya en contra del proyecto de Dios. Además, advierte de lo terrible que puede ser cuando el hombre se ha alejado por completo de Dios y se deja llevar por sus pasiones y caprichos, pues se perderán de esa presencia vivificante y salvadora.
R. El cielo proclama la gloria de Dios.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos; un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R.
Aleluia. La Palabra de Dios es viva y eficaz, discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un fariseo invitó a Jesús a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro». Palabra del Señor.
Comentario: Jesús denuncia a los que se preocupan por la apariencia exterior y descuidan la interior, como les sucedía a algunos fariseos de su tiempo. Estos estaban más preocupados por la rigurosidad de las purificaciones para no contraer alguna impureza. No obstante, para Jesús aquello no sirve de nada, puesto que sin la pureza interior, la exterior es falsa, porque la verdadera impureza es aquella que descuida la justicia, el orgullo, la vanagloria y del amor de Dios.
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Gloria a Ti Señor Jesús…
Feliz fiesta de : SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA
Bendiciones…