Leccionario Santoral: Ef 6, 10-13. 18; Sal 15, 1-2. 5. 7-8. 11; Mt 19, 16-26.
LECTURA 1Sam 15, 16-23
Lectura del primer libro de Samuel.
Samuel dijo a Saúl: “Voy a anunciarte lo que el Señor me dijo anoche”. “Habla”, replicó él. Samuel añadió: “Aunque tú mismo te consideres poca cosa, ¿no estás al frente de las tribus de Israel? El Señor te ha ungido rey de Israel. Él te mandó hacer una expedición y te dijo: ‘Ve y consagra al exterminio a esos pecadores, los amalecitas; combátelos hasta acabar con ellos’. ¿Por qué entonces no has escuchado la voz del Señor? ¿Por qué te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo a los ojos del Señor?”. Saúl le replicó: “¡Yo escuché la voz del Señor! Hice la expedición que él me había encomendado; traje a Agad, rey de Amalec, consagré al exterminio a los amalecitas, y el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, para ofrecer sacrificios al Señor, tu Dios, en Guilgal”. Samuel respondió: “¿Quiere el Señor holocaustos y sacrificios o quiere que se obedezca su voz? La obediencia vale más que el sacrificio; la docilidad, más que la grasa de carneros. Como pecado de hechicería es la rebeldía; como crimen de idolatría es la contumacia. Porque tú has rechazado la Palabra del Señor, él te ha rechazado a ti para que no seas rey”. Palabra de Dios.
Comentario: El relato presenta a Samuel como el profeta que tiene autoridad: “el ungido ha de estar a disposición de su Señor”. Sin embargo, Saúl debe discernir sus decisiones entre el plan de Dios o los planes políticos de su reinado. El hecho de no haber observado la ley del “herem”, es decir, de donar todo el botín para Dios: fue suficiente para ser repudiado, ya que fue acusado de suplir, con ofrendas y sacrificios, su falta de fe y obediencia a la Palabra de Dios.
SALMO Sal 49, 8-9. 16-17. 21. 23
R. ¡Escucha, pueblo mío, yo te hablo!
No te acuso por tus sacrificios: ¡tus holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales. R.
¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras? R.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar? ¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad. R.
Al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios. R.
ALELUIA Heb 4, 12
Aleluia. La Palabra de Dios es viva y eficaz; discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Aleluia.
EVANGELIO Mc 2, 18-22
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?”. Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús no niega el ayuno, simplemente que no cabe practicarlo cuando se está de fiesta y en ese momento él era el principal motivo para celebrar. Él, como buen esposo, trae el banquete nupcial, es decir, Dios mismo se ha entregado al hombre y su amor es la dimensión en la que el hombre se mueve, existe y ama. Por eso los discípulos de Jesús no ayunan, porque han “creído en el amor” y participan del banquete en el cual Dios se entrega a sí mismo.