Secuencia (optativa). Prefacio propio de santa María Virgen, I o II.
Día nacional de los enfermos.
Leccionario Santoral: Heb 5, 7-9; Sal 30, 2-6. 15-16.20; Jn 19, 25-27 (o bien: Lc 2, 33-35).
LECTURA 1Tim 3, 14-16
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.
Querido hijo: Aunque espero ir a verte pronto, te escribo estas cosas por si me atraso. Así sabrás cómo comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. En efecto, es realmente grande el misterio de la fe: Él se manifestó en la carne, fue justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, proclamado a los paganos, creído en el mundo y elevado a la gloria. Palabra de Dios.
Comentarios: Quienes lideren la comunidad deberán llevar una vida conforme al querer de Dios y al modo de Jesús. Tanto en aquel tiempo como hoy, existía una reticencia a asumir ciertas responsabilidades sobre todo de “liderazgo”. Se entiende que al estar frente a una causa como responsable implica coraje, convicción, testimonio y exige una ética cristiana que no cualquiera está dispuesto a asumir.
SALMO Sal 110, 1-6
R. ¡Grandes son las obras del Señor!
Doy gracias al Señor de todo corazón, en la reunión y en la asamblea de los justos. Grandes son las obras del Señor: los que las aman desean comprenderlas. R.
Su obra es esplendor y majestad, su justicia permanece para siempre. Él hizo portentos memorables, el Señor es bondadoso y compasivo. R.
Proveyó de alimento a sus fieles y se acuerda eternamente de su alianza. Manifestó a su pueblo el poder de sus obras, dándole la herencia de las naciones. R.
SECUENCIA (optativa)
Se encontraba la Madre dolorosa junto a la cruz, llorando, en que el Hijo moría, suspendido. Con el alma dolida y suspirando, sumida en la tristeza, que traspasa el acero de una espada. Qué afligida y qué triste se encontraba, de pie aquella bendita Madre del Hijo único de Dios. Cuánto se dolía y padecía esa piadosa Madre, contemplando las penas de su Hijo. ¿A qué hombre no hace llorar el mirar a la Madre de Cristo en un suplicio tan tremendo? ¿Quién es el que podrá no entristecerse de contemplar tan sólo a esta Madre que sufre con su Hijo? Ella vio a Jesús en los tormentos, sometido al flagelo, por cargar los pecados de su pueblo. Y vio cómo muriendo abandonado, aquél, su dulce Hijo, entregaba su espíritu a los hombres. Madre, fuente de amor, que yo sienta tu dolor, para que llore contigo. Que arda mi corazón en el amor de Cristo, mi Dios, para que pueda agradarle. Madre santa, imprime fuertemente en mi corazón las llagas de Jesús crucificado. Que yo pueda compartir las penas de tu Hijo, que tanto padeció por mí. Que pueda llorar contigo, condoliéndome de Cristo todo el tiempo de mi vida. Quiero estar a tu lado y asociarme a ti en el llanto, junto a la cruz de tu Hijo. Virgen, la más santa de las vírgenes, no seas dura conmigo: que siempre llore contigo. Que pueda morir con Cristo y participar de su pasión, reviviendo sus dolores. Hiéreme con sus heridas, embriágame con la sangre por Él derramada en la cruz. Para que no arda eternamente defiéndeme, Virgen, en el día del Juicio. Jesús, en la hora final, concédeme, por tu madre, la palma de la victoria. Cuando llegue mi muerte, yo te pido, oh Cristo, por tu madre, alcanzar la victoria eterna.
ALELUIA Cf. Jn 6, 63. 68
Aleluia. Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida; Tú tienes palabras de Vida eterna. Aleluia.
EVANGELIO Lc 7, 31-35
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Dijo el Señor: ¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron! Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: «¡Tiene un demonio! ». Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: «¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!». Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos. Palabra del Señor.
Comentarios: Este episodio de Jesús revela de qué manera se comporta el mundo creyente, su fe y su acogida a las señales de Dios. Por eso, Jesús nos invita a no encerrarnos en nuestros esquemas, criterios y egoísmos para que no olvidemos que los criterios de Dios no son como el de los hombres. Ante esta disyuntiva, como creyentes solo nos queda abrir nuestro corazón y disposición a los designios de Dios.