Gloria. Prefacio propio.
Lectura de la profecía de Oseas.
Así habla el Señor: Devastaré su viña y su higuera, de las que ella decía: “Este es el salario que me dieron mis amantes”. Las convertiré en una selva y las devorarán los animales del campo. Le pediré cuenta por los días de los Baales, a los que ella quemaba incienso, cuando se adornaba con su anillo y su collar e iba detrás de sus amantes, olvidándose de mí –oráculo del Señor–. Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. Desde allí, le daré sus viñedos y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. Allí, ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Aquel día –oráculo del Señor– tú me llamarás: “Mi Esposo” y ya no me llamarás: “Mi Baal”. Le apartaré de la boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados por su nombre. Yo estableceré para ellos, en aquel día, una alianza con los animales del campo, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra; extirparé del país el arco, la espada y la guerra, y haré que descansen seguros. Palabra de Dios.
Comentario: Oseas denuncia la infidelidad de su pueblo y sus pecados de idolatría. Su amor por su pueblo lo lleva a pregonar las consecuencias de adorar a otros dioses. No obstante, ese amor inquebrantable a su esposa infiel, «Israel», le hizo entrar en el misterio del amor de Dios a su Pueblo. Porque, Dios es como un esposo, celoso, pero paciente. Él espera que su Pueblo le corresponda con la fidelidad de una obediencia amorosa.
O bien: Flp 4, 4-9
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Hermanos: Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús. En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos. Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes. Palabra de Dios.
R. ¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia Él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en Él se refugian! R.
Teman al Señor, todos sus santos, porque nada faltará a los que lo temen. Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Aleluia. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Los discípulos se le acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?». Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. Palabra del Señor.
Comentario: A la pregunta sobre quién es el mayor en el Reino de los cielos, Jesús enseña la necesidad de ser como niños. En aquel contexto un niño, más que resaltar un ejemplo de pureza o inocencia, es una expresión de insignificancia y marginación; por tanto, solo le queda refugiarse en su padre y confiarse en él. Por eso, los pequeños son los miembros de la comunidad a los que se tiende a dejar de lado o despreciar. En efecto, son los privilegiados del Padre, porque enseñan qué disposiciones hay que cultivar para acoger el Reino de Dios y vivir conforme a la fraternidad cristiana.
2 Comments
Gloria y honor a ti Señor Jesús… 🙏🤍✝️🇨🇱🙋🏻♂️
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS…