San Hilario, o. y d. (ML). Blanco.
Semana 1ª durante el año. Semana I del Salterio.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Después de haber hablado antigua¬mente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo. Él es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. Él sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia. ¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: “Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy”? ¿Y de qué ángel dijo: “Yo seré un padre para él y él será para mí un hijo”? Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: “Que todos los ángeles de Dios lo adoren”. Palabra de Dios.
Comentario: La carta presenta a la persona de Jesús como el centro de la historia entre Dios y el hombre. Él encarna la Palabra de Dios y es la garantía plena de la promesa de salvación anunciada por los profetas. Así, la identidad del Hijo de Dios se muestra y se revela a todos desde la propia creación.
R. ¡Adoren al Señor todos sus ángeles!
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. La Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. Todos los dioses se postran ante Él. R.
Porque Tú, Señor, eres el Altísimo: estás por encima de toda la tierra, mucho más alto que todos los dioses. R.
Aleluia. «El Reino de Dios está cer¬ca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia». Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres». Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron. Palabra del Señor.
Comentario: La llamada de Jesús a sus Apóstoles no es una iniciativa que parte del hombre sino del amor y la misericordia de Dios, pero la respuesta depende de la libertad de la persona. No obstante, el seguimiento a Jesús siempre implica el “abandono” de todo lo pasado, porque se nace para algo nuevo. Por eso, ser discípulo de Jesús no es únicamente la aceptación intelectual de una doctrina separada de la persona –Jesús–, sino que es la opción de vivir al “modo” y al “actuar” de cómo él vivió.