Encuentro de Dos Mundos.
LECTURA Gál 5, 18-25
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por Él. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo imagina a la persona humana como en un combate, donde existen dos fuerzas antagónicas: las del instinto y las del Espíritu. El primero mata la libertad y conduce al hombre hacia la esclavitud. El segundo es el Espíritu que produce el “fruto” del amor y sus consecuencias, comenzando por la alegría que genera la esperanza. Así, los frutos del Espíritu son las realidades que llevan al creyente a ser un hombre libre y solidario.
SALMO Sal 1, 1-4. 6
R. El que sigue al Señor tendrá la luz de la vida.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! R.
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. R.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal. R.
ALELUIA Jn 10, 27
Aleluia. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Lc 11, 42-46
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a los fariseos: «¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!». Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros». Él le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!». Palabra del Señor.
Comentario: Los fariseos, una vez más, son reprendidos por Jesús. Su soberbia es tal que se creen mejores que los antiguos, cuando son iguales o peores. Se jactan de conocer las Sagradas Escrituras, pero se han alejado del Dios vivo y verdadero, obstaculizando al pueblo el acceso a Dios. Es más, han hecho una separación entre la doctrina y la vida, deshumanizando los mandamientos de Dios para convertirlos en una carga insoportable. En cambio, el yugo de Jesús es suave y su carga ligera, que nos libera de toda iniquidad.