Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Gálatas insensatos, ¿quién los ha seducido a ustedes, ante cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado? Una sola cosa quiero saber: ¿ustedes recibieron el Espíritu por las obras de la Ley o por haber creído en la predicación? ¿Han sido tan insensatos que llegaron al extremo de comenzar por el Espíritu, para acabar ahora en la carne? ¿Habrá sido en vano que recibieron tantos favores? ¡Ojalá no haya sido en vano! Aquél que les prodiga el Espíritu y está obrando milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la Ley o porque han creído en la predicación? Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo desafía a los gálatas para que confiesen si fue la ob¬servancia de la ley o la fe en el evangelio que él les predicó lo que produjo la efusión de los dones del Espíritu. La respuesta es obvia: la poderosa acción del Espíritu en las comunidades que él fundó son el fruto constante de su evangelización.
R. ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel!
Nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas. R.
Para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian. Así tuvo misericordia de nues¬tros padres y se acordó de su santa Alianza. R.
Se acordó del juramento que hizo a nuestro padre Abraham de conceder¬nos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida. R.
Aleluia. Señor, abre nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos». Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan! Palabra del Señor.
Comentario: Dios siempre escucha, no por los propios méritos sino por el gran amor que nos tiene, muy superior al de nuestros mismos padres. Más allá de cuánto le pida¬mos, siempre nos enviará el Espíritu Santo para que entendamos mejor lo que es bueno en cada momento… ¿Cómo oramos? ¿Qué esperamos de Dios?