Pascua de la Resurrección del Señor. Blanco.
Se dice o canta Gloria. Credo. Prefacio Pascual I.
Pascua: comienza el tiempo de la fe
El sábado anterior a la Pascua fue un día diferente. Los enemigos de Jesús preparaban los festejos tranquilos porque el peligro había desaparecido. Los discípulos estaban escondidos por el miedo y pensando qué iban a hacer. Solo unas mujeres preparaban en secreto los aromas para dar al cuerpo de Jesús el último adiós. Había oscuridad en la noche y en el corazón de todos. Su madre meditaba en silencio y confiaba. Una vez más, se le presentaba lo imposible.
Todavía no había llegado el alba cuando las mujeres fueron al sepulcro con los ungüentos perfumados para la unción, como solo la ternura de las mujeres lo sabe hacer. En la oscuridad de la mente, las guiaba la brújula del corazón.
Encontraron un sepulcro vacío que las confundió y pensaron que se habían llevado el cuerpo de Jesús. Corrieron a informar del ultraje a los apóstoles. Todos corrieron al sepulcro y vieron otro signo: el sudario plegado con cuidado. Eso no lo hace quien pretende ultrajar a un difunto. Fue como si alguien lo hubiera desatado de las grandes vendas para liberarlo de la muerte.
La resurrección es el tema más difícil de la Biblia porque va contra cualquier evidencia y lógica, y también el más bello y esperanzador, ya que es la victoria de la vida sobre la muerte y transforma el luto en alegría, la tristeza en felicidad, la condena en libertad.
Los evangelios muestran que, al sepultar a Jesús, todo se termina y queda inmóvil. En la Pascua, todo vuelve a ponerse en movimiento y lleno de energía. No hay más tiempo para las lágrimas ni para los lutos, y comienza el tiempo de la fe en el Resucitado.
Dicen que los sabios caminan seguros, los justos corren porque nadie los puede acusar, los enamorados vuelan con las alas del corazón, pero solo los que creen en Jesús resucitado entran en la vida eterna, sabiendo que él los ama.
“Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar”, (Jn 20, 9).
P. Aderico Dolzani, ssp.
1ª LECTURA Hech 10, 34. 37-43
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Pedro, tomando la palabra, dijo: “Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien y sanando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros,quecomimosybebimoscon Él, después de su resurrección. Y nos envió a predicar al pueblo,y a atestiguar que Él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de Él, declarando que los que creen en Él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre”. Palabra de Dios.
Comentario: La predicación de las primeras comunidades constaba de estos sencillos elementos: “Jesús murió y resucitó para nuestra salvación según las escrituras”. Este contenido fundamental denominado Kerigma, es la confesión de fe sobre el misterio de Jesús.
SALmO Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23
R. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Que lo diga el pueblo de Israel: ¡Es eterno su amor! R.
La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.
La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. R.
2ª LECTURA Col 3, 1-4
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. cuando se manifieste Cristo, que es la vida de ustedes, entonces ustedes también aparecerán con Él, llenos de gloria. Palabra de Dios.
Comentario: El Padre ha resucitado a su hijo Jesús y lo hace sentar a su derecha. Y quiere que este regalo de la vida plena y definitiva que es la resurrección, no sea sóloparaJesús,sinotambiénparanosotros, que participaremos de su gloria.
SECUENCIA
(Debe decirse hoy; en los días de la octava, es optativa).
Cristianos, ofrezcamos al cordero pascual nuestro sacrificio de alabanza. El cordero ha redimido a las ovejas: Cristo, el inocente, reconcilió a los pecadores con el Padre. La muerte y la vida seenfrentaronenundueloadmirable:el Rey de la vida estuvo muerto, y ahora vive. Dinos, María Magdalena, ¿qué viste en el camino? He visto el sepulcro del cristo viviente y la gloria del Señor resucitado. He visto a los ángeles, testigos del milagro, he visto el sudario y las vestiduras. Ha resucitado cristo, mi esperanza, y precederá a los discípulos en Galilea. Sabemos que Cristo resucitó realmente; Tú, Rey victorioso, ten piedad de nosotros.
ALELUIA 1Cor 5, 7-8
Aleluia. Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua. Aleluia.
EVANGELIO Jn 20, 1-9
Evangeliode nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
El primer día de la semana, de madrugada,cuandotodavíaestabaoscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándosealsepulcro,violasvendas en el suelo, aunque no entró. después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: El también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, Él debía resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
Comentario: Al ver el sepulcro vacío, obviamente, la conclusión que se puede sacar es que el cuerpo fue robado. Pero es discípulo amado ve más allá de las apariencias y cree. No se quedó con las vendas y con el llanto. El, sencillamente, creyó. Es el mejor final de esta historia que comenzamos hace siete días.