La familia de Nazaret, a pesar del contexto sociocultural muy diferente del nuestro, sigue siendo un punto de referencia privilegiado para los cristianos.
Pedimos perdón por los pecados cometidos en la familia: falta de diálogo y de verdadero amor y por los pecados contra la familia: divorcio, aborto, maltrato intrafamiliar, egoísmos.
Pedimos al Señor por todas las familias del mundo y las de nuestro país, para que se amen y sean testimonio de vida cristiana.
Presentación de las ofrendas
Ponemos sobre el altar los logros, los sufrimientos, las esperanzas de nuestras familias, mientras pedimos que ellas sean “pequeñas iglesias domésticas” .
Comunión
Al recibir el cuerpo de Cristo, reafirmamos el compromiso de unidad, de comunión y del amor de nuestras familias.
Despedida
La familia de Nazaret no es sólo modelo de la familia cristiana, es también intercesora ante el Señor. Al despedirnos de esta eucaristía, recordemos que “la familia que reza unida, permanece unida”.