Prefacio de los Pastores.
Lectura del libro del Génesis.
Después del Diluvio, todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras. Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros: «¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego». Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. Después dijeron: «Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra». Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y dijo: «Si ésta es la primera obra que realizan, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y todos hablen la misma lengua. Bajemos entonces, y una vez allí, confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros». Así el Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra. Palabra de Dios.
Comentario: El relato clarifica las claves que permiten comprender el pasado y el pecado en el hombre: el ser humano es el origen de todos los males en la historia cuando impone su egoísmo y su propio interés sobre los demás, o bien cuando los ambiciosos se asocian y forman grupos de poder para excluir, dominar y oprimir. De este modo, el pueblo de Israel traicionó su vocación fundamental a la vida y la propia defensa.
R. ¡Feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor!
El Señor frustra el designio de las naciones y deshace los planes de los pueblos, pero el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las generaciones. R.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él eligió como herencia! El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres. R.
Él mira desde su trono a todos los habitantes de la tierra, modela el corazón de cada uno y conoce a fondo todas sus acciones. R.
Aleluia. «Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles». Y les decía: «Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder». Palabra del Señor.
Comentario: Este es el primer anuncio de la Pasión y Resurrección de Jesús, pero también donde puntualiza las condiciones para ser su discípulo. Por eso, especifica claramente lo que significa seguirlo: compartir el camino de su Pasión, dar la vida por la causa del evangelio y optar por la vida antes que por el egoísmo del mundo. Jesús sabía muy bien que ese era el camino de nuestra redención. Más aún, pudiendo haber escogido otros caminos para salvarnos, quiso escoger precisamente este. ¿Por qué? Es un misterio. Así, el camino de la Cruz es el más conveniente para nuestra salvación, porque fue el que eligió el propio Señor.