Gloria. Prefacio propio.
Jesús no inventó la cruz, la encontró en su camino, como todo hombre.
“La novedad fue la de poner en la cruz un germen de amor. Así la cruz se convirtió en el camino que lleva a la vida, en mensaje de amor, en fuente de calor transformador para el hombre: ¡Es la cruz de Jesús!”. Esa cruz abraza, nos confía una misión en nuestra familia, en el ámbito de nuestras amistades, en todas partes encontramos y encontraremos cruces.
Pienso en tantas familias resquebrajadas o disueltas, pienso en tantas enfermedades no aceptadas, en bloqueos del corazón no resueltos… ¡Cuántas de estas cruces suben y bajan por nuestras calles, se apretujan en nuestros buses, llenan nuestra ciudad!
Jesús, desde la cruz, nos invita a cada uno de nosotros, hoy, a poner todas estas cruces, y no sólo la nuestra, en relación con la suya. Jesús nos invita a sembrar también en ellas, como él lo hizo, el germen del amor y la esperanza.
Card. Carlo María Martini, s.j.
Lectura del libro el Apocalipsis.
Yo, Juan oí la voz de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono y de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, y exclamaban con voz potente: «El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza». También oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra, debajo de ella y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían: «Al que está sentado sobre el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos». Los cuatro Seres vivientes decían «¡Amén!», y los Ancianos se postraron en actitud de adoración.
Palabra de Dios.
Comentario: Los reinos humanos no siempre se condicen con el Reino de Dios. Los poderosos de este mundo, hostigan y matan a quienes les molestan; en cambio, el Cordero (Jesús) es alabado y bendecido luego de haber pasado por la muerte más humillante de su tiempo: la cruz.
R. No olviden las proezas del Señor.
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, o buscaban y se volvían a Él ansiosamente: recordaban que Dios era su Roca, y el Altísimo, su libertador. R.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su corazón no era sincero con Él y no eran fieles a su alianza. R.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: “Jesucristo es el Señor”.
Palabra de Dios.
Comentario: Jesucristo es modelo para toda persona humana. San Pablo justamente propone imitar el ejemplo de Cristo, quien pudiendo elegir un modo mucho más fácil para devolvernos la vida en Dios, eligió el camino de la humildad al asumir nuestra misma naturaleza mortal, menos en el pecado. Se hizo cercano y amigo.
ALELUYA
Aleluya. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido al mundo. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que crean en Él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo Único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.
Palabra del Señor.
Comentario: Este trozo del evangelio de san Juan está en sintonía con san Pablo (1Cor 13,7) quien escribe que “el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Dios es amor y no condena a nadie, más bien busca que cada uno encuentre su lugar en este mundo y a Dios en el mundo futuro.