José Antonio Atucha Abad.
Estos últimos días del año nos hablan de la esperanza. Esa virtud que habita en el corazón de toda persona. Que es una luz, una fuerza, un anhelo, y un consuelo en nuestro caminar. Muchas cosas nos pueden faltar, de muchas cosas se nos puede privar; pero la esperanza siempre estará presente, dándonos vida, moviéndonos hacia el bien y la verdad. También, dándonos los motivos y las razones para ser mejores. Y en este sentido, sin duda, que la familia es una fuente inagotable de esperanza. El amor entre los esposos. El amor a los hijos, a los padres, a los amigos. El amor a la justicia y la solidaridad todo contribuye a no ser personas desesperanzadas.
Es cierto que los problemas, las preocupaciones, los fracasos y las pruebas de la vida, tratan siempre de robarnos la esperanza y la alegría. En efecto, son vicisitudes que nos empujan al desánimo y la resignación. Sobre todo, en esos momentos cuando más necesitamos ser sanados por la esperanza, reafirmar nuestra fe incondicional en el buen Padre Dios para preparar nuestro corazón y el encuentro de la familia son el nacimiento del Redentor. ¡Él es fiel!, Él jamás nos defraudará ni seremos confundidos.
Te invito a ser sembrador de esperanza. Que tus palabras y comentarios sean positivos, animosos, viendo lo bueno y hermoso de la vida. Que tu actitud y estilo de ser proyecte paz, serenidad y armonía interior. Al preocuparte por los demás y como también al salir de ti mismo y no estar centrado en tus problemas. Permítete ser un haz de luz a quienes están a tu lado y manifestar a los demás la “llegada del Niño Dios”, que es la verdadera esperanza.
La Virgen María sostiene y anima nuestra esperanza. Nos introduce en el silencio, en la oración, en la paz interior. Todo es posible para Dios. La Encarnación del Verbo es la mejor prueba de que nuestro Padre Celestial nos da lo más precioso y amado: a su único Hijo.
Les deseo a todos una Santa y bendecida Navidad. Que la estrella de Belén les guíe y acompañe todo el año del Señor 2025.
Con el afecto de siempre