La Cátedra de san Pedro, ap. (F). Blanco.
Gloria. Prefacio de los apóstoles.
Semana 2ª de Cuaresma – Semana II del Salterio.
Reseña: La Cátedra hace referencia al lugar del que se ejerce el ministerio, del encargo recibido. Pero también hace referencia a la autoridad. Cátedra es igualmente símbolo de responsabilidad, en la que se hace necesario el testimonio de la tradición para asegurar la voluntad de Cristo. La historia y la Liturgia testifican la importancia de la Cátedra de San Pedro (del Papa) como centro de unidad en la fe. Se comenzó a celebrar en el siglo IV y se extendió por el mundo.
LECTURA 1Ped 5, 1-4
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va a ser revelada. Apacienten el rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el rebaño. Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria. Palabra de Dios.
Comentario: Como parte del presbiterio apostólico, Pedro exhorta a sus colegas apacentar libremente a sus fieles, sin presiones internas ni externas. Propone, con agrado, el camino de Dios más que imponiéndolo a la fuerza, convirtiéndose así en modelos del servicio, del amor y la abnegación para el rebaño.
SALMO Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
ALELUIA Mt 16, 18
Aleluia. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Aleluia.
EVANGELIO Mt 16, 13-19
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–, ¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Palabra del Señor.
Comentario: Pedro reconoce al Señor, iluminado por el Espíritu Santo. Y Jesús lo confirma como Cabeza de la Iglesia naciente. La principal fuerza de todas las comunidades de la Iglesia compuesta por los pastores y fieles, radica en la presencia del Espíritu que las convierte en sal y luz del mundo.