La Ascensión del Señor (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio. Jornada Mundial de las comunicaciones sociales. Semana de oración por la unidad de los cristianos.
Sin el Señor estamos perdidos
Celebramos la fiesta de la Ascensión o de la Exaltación del Señor al cielo. Los textos nos muestran cómo los Apóstoles vivieron esa separación con un sentimiento de estupor y tristeza. De hecho, se quedaron mirando el cielo sin saber qué hacer. Era un final totalmente inesperado. Después de la resurrección, habían recuperado el ánimo y la unidad, pero al faltar quien los guiaba, entraron en el desconcierto. El grupo se había reconstituido, pero estaba desorientado.
Se reunían en el cenáculo junto a María. Ella volvió a su rol maternal y los congregó para hacer memoria del Señor resucitado y, así, todo el grupo se preparó para recibir el Espíritu Santo. Después de Pentecostés, recuperarán el vigor y la cohesión. Sin el Señor y sin el Espíritu se sentían huérfanos, como lo somos nosotros cuando nos alejamos de Dios.
Pedro describió esa experiencia espiritual cuando preguntó al Señor: “¿A quién iremos? Tú solo tienes palabras de Vida eterna”. O cuando todos juntos, en la barca en medio de la tempestad, lo despertaron gritando: “¡Maestro, Maestro, nos hundimos!”.
Podemos imaginar el sentimiento de orfandad cuando no pudieron ver más al Maestro en medio del grupo. Ellos, que lo habían dejado todo, familia, oficio, domicilio, se sentían sencillamente perdidos. Se habían alejado de las sinagogas y ya no formaban parte de la sociedad como antes. Sin el Señor eran un grupo sin identidad.
Con la presencia del Espíritu Santo descubrieron la nueva y perenne presencia del Señor cuando se reunían, aunque no fueran más que dos, pero en el nombre de Jesús. Así retornó la alegría de vivir con Dios y se convirtieron en anunciadores de la nueva y eterna presencia del Señor entre nosotros. Se sintieron parte de todo el mundo, de todas las culturas y los idiomas. Nada era más ni extraño ni lejano.
Hoy el Señor está resucitado y vivo en nuestra comunidad, en nuestra celebración y quiere hacernos sentir su presencia.
“El Señor fue llevado al cielo y está sentado a la derecha del Padre” (Lc 24, 48).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La celebración de la Ascensión del Señor nos relata el término de su misión en este mundo mientras que ahora, habiendo recibido su Espíritu, nos queda la misión de continuar su obra.
1ª LECTURA Hech 1, 1-11
Guía: Lucas nos narra cómo fue la Ascensión del Señor a los cielos y “la pega” que nos queda a nosotros.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido. Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que Yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días». Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Él les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir». Palabra de Dios.
SALMO Sal 46, 2-3. 6-9
R. El Señor asciende entre aclamaciones.
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. R.
El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. R.
El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones el Señor se sienta en su trono sagrado. R.
2ª LECTURA Éf 1, 17-23
Guía: La Ascensión nos compromete estar abiertos a recibir sus dones para cumplir nuestro servicio a los demás. Escuchamos parte de la carta a los Efesios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que Él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que Él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Éste es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. Él puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de Aquél que llena completamente todas las cosas. Palabra de Dios.
ALELUIA Mt 28, 19-20
Aleluia. «Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mc 16, 15-20
Guía: Jesús envía a los Apóstoles a anunciar el Reino de Dios a todos los pueblos y personas. El Señor asiste a los que cumplen con esta misión.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán». Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con la presentación de los “frutos de la tierra y el trabajo de los hombres”, anticipamos el cielo nuevo y la tierra nueva que podemos construir bajo la guía y la fuerza de Dios en nosotros.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: Al recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús nuestra vida se alimenta mientras caminamos hacia la Casa del Padre.
DESPEDIDA
Guía: Aunque Jesús haya regresado al Padre, sigue entre nosotros en la eucaristía, en su Palabra, en la comunidad y en los necesitados. Y por nuestro intermedio continúa amando y salvando a muchos.