La Ascensión del Señor
Solemnidad
Cristo glorificado, una invitación a la esperanza
Motivación de entrada
La fiesta de la Ascensión de Jesús es la fiesta del hombre: en Cristo, nuestra cabeza, se anticipa nuestra glorificación.
Acto penitencial
Por habernos sumergido tanto en las cosas terrenales, hasta olvidar nuestro destino definitivo. Por descuidar nuestros deberes cotidianos, lugar de nuestra respuesta al amor de Dios.
Colecta
Podemos vivir en la esperanza de alcanzar a Cristo glorificado, mientras lo contemplamos en el misterio de su Ascensión.
LECTURAS CICLO C
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1, 1-11.
El cristiano no debe preocuparse por el retomo físico de Cristo: con la fuerza del Espíritu Santo debe ser su testigo hasta que vuelva. Es el tiempo de la misión.
Segunda lectura: Efesios 1, 17-23 (o bien: Hebreos 9, 24-28; 10, 19-23).
El apóstol invoca la luz del Señor para que podamos comprender las maravillas realizadas en Jesús resucitado y elevado a los cielos. En él, se anticipa lo que acontecerá también en nosotros.
Evangelio: Lucas 24, 46-53.
Al momento de separarse de sus discípulos, Jesús les recuerda el núcleo de la evangelización: la muerte, la resurrección y la misión que los espera en el mundo entero.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Con el ofrecimiento del pan y del vino, “frutos de la tierra y del trabajo de los hombres”, anticipamos, en esperanza, el cielo nuevo y la tierra nueva.
Comunión
Cristo recibido en su cuerpo es el pan que alimenta nuestra peregrinación hacia el Padre Dios.
Despedida
Cristo, con la Ascensión al Padre, no abandona al mundo. Su presencia sigue entre nosotros, en la comunidad cristiana, en la eucaristía, en su palabra, en los pobres. Por medio de nosotros continúa su obra salvadora.