LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
Por la fe, María da su sí generoso a Dios
En este día, recordamos que el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una joven, llamada María, para proponerle ser la madre del Salvador. San Lucas en el evangelio nos recuerda esta visita.
Ella no terminaba de entender lo qué estaba ocurriendo. El Ángel le anunció que de ella nacería el Hijo de Dios. Este encuentro, divino y humano a la vez, ocurrió en un pequeño pueblito de Nazaret, a unos ciento cincuenta kilómetros al Norte de la ciudad de Jerusalén.
Gabriel regresó a Dios con el “sí” de María, no sin responderle las interrogantes que la perturbaban ante tan magna propuesta. La primera lectura del día es un preanuncio: que una virgen está embarazada. Mientras que la Carta a los Hebreos, en la segunda lectura, constata que Cristo vino a este mundo para ofrecerse, a sí mismo, por la salvación de todos.
Como creyentes y discípulos del Señor, en este día, debemos volver a mirar a María para renovar nuestro sí generoso a Dios. Como en ella, la fe nos posibilita aceptar cuanto nos propone Dios para el bien de los demás. Como en el caso de María, se nos pasarán muchas dudas y pruebas, pero esa fe nos dará la luz y la fuerza necesaria para aceptar, con corazón generoso, en todo lo que nos comprometemos a dar.
¡Feliz día de la Anunciación del Señor! Dios les bendiga,
P. Martín Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Celebramos la Anunciación del Señor que nos recuerda cómo, por medio del Espíritu Santo, el Hijo de Dios inicia su vida en el seno de María. Queremos reconocer y rezar por la vida que “nace”, desde el sagrado momento de la concepción y agradecer el regalo de la vida.
1ª LECTURA Is 7, 10-14; 8, 10
Guía: Escuchamos la profecía de Isaías del nacimiento del Emmanuel, hecha muchos siglos antes de lo sucedido en Nazaret.
Lectura del libro de Isaías.
En aquellos días: El Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del abismo, o arriba, en las alturas”. Pero Ajaz respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”. Isaías dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel, que significa ‘Dios con nosotros’”. Palabra de Dios.
SALMO Sal 39, 7-11
R. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!
Tú no quisiste víctima ni oblación, pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: “Aquí estoy”. R.
“En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón”. R.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. R.
No escondí tu justicia en el fondo de mi corazón, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no negué ante la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. R.
2ª LECTURA Heb 10, 4-10
Guía: La carta a los Hebreos, nos señala que la obediencia de Jesús al Padre marca el camino de santidad que concuerda con el salmo que acabamos de rezar: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: “Tú no has querido sacrificios ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: ‘Aquí estoy, yo vengo –como está escrito de mí en el libro de la Ley– para hacer, Dios, tu voluntad’”. Él comienza diciendo: “Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley”. Y luego añade: “Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad”. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 1, 14
Aleluia. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria. Aleluia.
EVANGELIO Lc 1, 26-38
Guía: El episodio de la Anunciación mues-tra la fe y la obediencia de María al plan de Dios. Dios no impone y María demuestra ser libre en aceptar cuanto se le ofrecía.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó. Palabra del Señor.
PREPARACIÓN A LAS OFRENDAS
Guía: Junto con el pan y el vino, presentamos la vida que crece en las entrañas de muchas madres. Madres casadas, madres violadas, madres jóvenes, y también en las madres que no quieren ser madres.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: María vivió siempre unida a su Hijo. La Eucaristía nos asegura que también nosotros lo podemos estar, y como ella, entregar a Jesús en nuestro quehacer cotidiano.
DESPEDIDA
Guía: Después de celebrar la Eucaristía, vayamos a proclamar la alegría de la vida, con fe y amor.