Leccionario Santoral: Flp 4, 4-9; Sal 102, 1-4. 8-9. 13-14. 17-18; Mt 18,1-5
LECTURA Heb 10, 19-25
Lectura de la carta a los Hebreos. Hermanos: Tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, siguiendo el camino nuevo y viviente que Él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne. También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura. Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque Aquél que ha hecho la promesa es fiel. Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras. No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo algunos; al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos acercarse el día. Palabra de Dios.
Comentario: Nuestro acceso a Dios es posible por la sangre derramada por Cristo y él es presentado como el camino nuevo y vivo. Este camino es llamado “nuevo” porque ha sido abierto por alguien que es sacerdote por el poder de vida indestructible y por Alguien que es el camino. Por eso hemos de permanecer en la esperanza porque la palabra de Dios se cumple y Jesús es una prueba de ello.
SALMO Sal 23, 1-6
R. ¡Felices los que buscan al Señor!
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque Él la fundó sobre los mares, Él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.
Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
ALELUIA Sal 118, 105
Aleluia. Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino. Aleluia.
EVANGELIO Mc 4, 21-25
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Jesús decía a la multitud: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!». Y les decía: «¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene». Palabra del Señor.
Comentario: Jesús instruye a los discípulos y esta vez les señala que la Buena Noticia debe anunciarse sin miedo para que todos se puedan beneficiar de ella. Por eso, la Palabra que acogemos se convierte en luz que se irradia con nuestra misma vida. La respuesta a esa Buena Noticia debe ser como el grano que cae en tierra fértil.