San Juan Crisóstomo, o. y d. (MO)
Leccionario Santoral: Ef 4, 1-7. 11-13; Sal 29, 2. 4. 7-10; Mc 4, 1-10. 13-20.
LECTURA 1Cor 8, 1. 4-13
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Con respecto a la carne sacrificada a los ídolos, todos tenemos el conocimiento debido, ya lo sabemos, pero el conocimiento llena de orgullo, mientras que el amor edifica. Sabemos bien que los ídolos no son nada en el mundo y que no hay más que un solo Dios. Es verdad que algunos son considerados dioses, sea en el cielo o en la tierra: de hecho, hay una cantidad de dioses y una cantidad de señores. Pero para nosotros, no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y a quien nosotros estamos destinados, y un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y por quien nosotros existimos. Sin embargo, no todos tienen este conocimiento. Algunos, habituados hasta hace poco a la idolatría, comen la carne sacrificada a los ídolos como si fuera sagrada, y su conciencia, que es débil, queda manchada. Ciertamente, no es un alimento lo que nos acerca a Dios: ni por dejar de comer somos menos, ni por comer somos más. Pero tengan cuidado que el uso de esta libertad no sea ocasión de caída para el débil. Si alguien te ve a ti, que sabes cómo se debe obrar, sentado a la mesa en un templo pagano, ¿no se sentirá autorizado, a causa de la debilidad de su conciencia, a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos? Y así, tú, que tienes el debido conocimiento, haces perecer al débil, ¡ese hermano por el que murió Cristo! Pecando de esa manera contra sus hermanos e hiriendo su conciencia, que es débil, ustedes pecan contra Cristo. Por lo tanto, si un alimento es ocasión de caída para mi hermano, nunca probaré carne, a fin de evitar su caída. Palabra de Dios.
Comentario: Había algunos cristianos escrupulosos que se resistían a comer carnes ofrecidas a los ídolos. Pablo pide que tengan una mayor comprensión con estos cristianos y que sean acogidos en su debilidad. Por eso insta a ayudarlos para que salgan de esa “debilidad” y puedan conquistar la libertad de los hijos de Dios.
SALMO Sal 138, 1-3. 13-14. 23-24
R. ¡Llévame por el camino eterno, Señor!
Señor, Tú me sondeas y me conoces Tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. R.
Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! R.
Sondéame, Dios mío, y penetra mi interior; examíname y conoce lo que pienso; observa si estoy en un camino falso y llévame por el camino eterno. R.
ALELUIA 1Jn 4, 12
Aleluia. Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Aleluia.
EVANGELIO Lc 6, 27-36
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquéllos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman. Si hacen el bien a aquéllos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. Palabra del Señor.
Comentario: En el mundo griego, el amor consistía en aspirar hacia la propia plenitud humana. Ahora, con el anuncio del Reino, el “ágape” (amor fraterno) es diferente, ya que este amor no se encuentra en la satisfacción personal, sino en el sacrificio de entregar la propia vida: El amor a los enemigos y a los que pueden hacernos daño, solo se entiende a la luz de la fe.