Este domingo 17 de octubre, el Vicario General de Santiago, Cristián Roncagliolo presidió la eucaristía que da inicio a la Fase Diocesana del Sínodo dedicado a la “Sinodalidad”. En su homilía, el obispo repasó la crisis que vive la Iglesia local y pidió buscar el bien común a la luz de un nuevo aniversario del estallido social en nuestro país.
La celebración que se realizó durante el mediodía en la Catedral de Santiago, comenzó cuando monseñor Cristián Roncagliolo, en su calidad de Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, junto al coordinador pastoral de la parroquia San Alberto de Sicilia, Carlos Contreras, abrieron las puertas de la Catedral Metropolitana, como gesto de comunión con la Iglesia universal, que desea salir al encuentro de todos, dispuesta a escuchar y dialogar con el mundo de hoy y ser parte de sus desafíos, dispuesta a servir a quienes más lo necesiten.
Acto seguido, acompañado de los demás obispos auxiliares de la arquidiócesis y respetando en todo momento las medidas sanitarias, emprendieron su procesión hacia el altar y bendiciendo a los fieles que participaron de esta celebración. Con este signo, la Iglesia de Santiago, inicia su recorrido de reflexión, cuyo itinerario durará tres años, y que tendrá tres fases: escucha, discernimiento, y consulta; en que laicos, movimientos apostólicos, misioneros, consagrados, obispos y cardenales, dialogarán sobre el significado de la “Sinodalidad”, en vista a la XVI Asamblea de octubre de 2023 en el Vaticano.
En su homilía, monseñor Roncagliolo reflexionó sobre el momento que inicia este camino sinodal, en un “Iglesia herida, donde hay fracturas, donde no siempre hemos sabido congregarnos, donde hay desconfianzas latentes causadas por los delitos de abusos sexuales y sus consecuencias; y en una sociedad convulsionada por el proceso constitucional, por el desencuentro y por la indiferencia producida por el materialismo lacerante que cada día deja a mas descartados a la orilla del camino, somos impelidos a hacer los mejores esfuerzos para generar espacios de encuentro”, señaló.
Sin embargo, resaltó que este proceso no solo es un bien para la Iglesia sinodal, sino que es una “lámpara” profética que iluminará el hoy del país, y que nutre la convicción de testimoniar con humildad, “que la comunión y la fraternidad son un camino indispensable para construir el futuro de Chile”, destacó.
Asimismo, el obispo auxiliar se refirió a los “latidos” de la humanidad, que se presentan en este tiempo sinodal y que hoy interpela a la sociedad. En este escenario, el segundo aniversario de los acontecimientos del 18 de octubre de 2019, marca la urgencia de recordar que esta es una patria donde nadie sobra, y que las legítimas y profundas diferencias jamás sean obstáculos para encontrarse, escuchar y discernir juntos. “Pido a Dios que en este día tan cargado de simbolismo y de contrastes en la percepción ciudadana nuestros líderes políticos, actores sociales y todo hombre y mujer de buena voluntad renueven su compromiso con el bien común y den testimonio, en gestos y en palabras, de que quieren ser auténticos artesanos y servidores de la paz”.
La celebración contó con la intervención de dos servidores de la Arquidiócesis de Santiago, quienes compartieron su testimonio y expectativas frente a este camino sinodal, pidiendo a Dios reavivar la fe y la comunión entre todos los miembros y comunidades de la Iglesia y podamos crecer en relaciones más sanas, generando ambientes acogedores, inclusivos, y respetuosos.
Mireya Tapia Flores, encargada del área de Movimientos, Vicaría para Laicos, Familia y Vida, manifestó que “en este camino sinodal, las palabras seguimiento y conversión a Jesús, en común unión, son mi desafío y creo humildemente, parte del desafío de todos. Es nuestra historia, que se entreteje en el presente y que será el tejido del futuro para nuestra Iglesia (…) Esto me hizo recordar que cuando tenía 17 años, hice un curso con mi madre, para aprender a tejer con palillos en lana. Fueron tres meses de aprendizaje y finalmente hice una linda carpeta de muestras. Si bien, nunca más volví a tejer en lana, aprendí muchas otras cosas que enseña esa técnica: la fraternidad, la paciencia, la constancia, el compañerismo, la gratuidad, la generosidad, el servicio, la diversidad, la tolerancia, la resiliencia, la amistad, la delicadeza, el recibir refuerzos positivos, el dejarme formar por otros con experiencia, el hacer con otros, el recibir críticas, el aportar a otros. Yo deseo esto y mucho, mucho más para nosotros Iglesia Pueblo de Dios, que peregrina”.
Por su parte, Diego Rojas, encargado de Formación Vicaría Zona Norte, Arquidiócesis de Santiago, señaló que “el concepto de Sinodalidad lo entendemos como algo grande. Si bien, toda la asamblea, toda la Iglesia es la que camina juntos, también la Sinodalidad se da en lo pequeño. Si hay una, dos o más personas que son capaces de soñar juntos una Iglesia distinta, o una comunidad, estará el Señor en medio de ellos, actuando y se darán las cosas de una u otra manera. La invitación es a que la Sinodalidad se vuelva costumbre desde lo pequeño”.
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Es muy lindo que nuestros amigos sacerdotes se preparan para acompañar a los demás sacerdotes y al Santo Padre para iniciar el denominado Camino Sinodal, lo construyen entre todos y nosotros tambipen podemos participar, como Hermanos en Cristo y acompañando a los verdaderos sacerdotes que sí hacen un buen desempeño trabajando al Servicio del Señor. Mis respetos al Monseñor Celestino Aós, al Obispo Cristián Roncagliolo y a los demás sacerdotes verdaderos quienes trabajarán con el Papa Francisco en este nuevo sínodo.
Que Dios los bendiga; y a todos ustedes, equipo de la Editorial San Pablo en Chile, han hecho muy bien trabajando y llevando lo que Nuestro Señor Jesús nos dejó desde hace tiempo.
¡Muchas gracias!