Epifanía del Señor (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio de Epifanía.
Una estrella para orientarse
Cada tanto se lee, como gran noticia, que alguien hizo los cálculos astronómicos para descubrir con qué estrella se guiaron los Magos o Sabios, o los Reyes de Oriente. No es fácil, porque no es sólo cuestión de cálculos, ya que se trata, además, de una estrella prodigiosa, que guiaba, desaparecía y luego guiaba de nuevo hasta detenerse sobre el lugar donde había nacido Jesús.
A una estrella con esas características no la vamos a encontrar haciendo cálculos astronómicos. Viene del mundo de la Biblia.
El evangelio de hoy, más que a una estrella, nos remite a textos del Antiguo Testamento, para hacernos ver que el Mesías anunciado había nacido. Y que no se trataba del Mesías para una nación, para una religión, para una época: era el Mesías de todos los hombres, de todos los tiempos. Y cada uno lo descubrió a su manera… María y José que lo vieron nacer y lo cuidaron con ternura, los pastores que lo contemplaron esa noche, los sabios magos que vinieron desde lejos para adorarlo, Herodes que se alarmó viéndolo como una amenaza a su poder, los ángeles, los sacerdotes que se daban cuenta que algo sucedía y no como ellos calculaban. Para amarlo o rechazarlo, todos tuvieron la oportunidad de ver un signo del Mesías.
En tiempos de tanta incertidumbre y dudas en todos los campos del quehacer humano –religioso, moral, social, político–, el evangelio y los Magos nos invitan a buscar nuestra estrella en la vida.
Hoy también nosotros tenemos nuestro signo. Es el Señor, Jesús resucitado, el revelado en las escrituras. Allí brilla su presencia, mucho más que una estrella o cometa en el cielo. Pero puede suceder que, no advirtamos, aun quienes leemos o escuchamos la Biblia todos los días, que ya llegó y camina a nuestro lado.
¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? (Mt 2, 2)
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La solemnidad de hoy nos abre a la universalidad de la familia humana. Es la afirmación que de toda la Humanidad Dios quiere hacer una familia, unida en su Hijo Jesús.
PRIMERA LECTURA Is 60, 1-6
Guía: El profeta canta la gloria de Jerusalén. La liturgia lo aplica a la Iglesia y nos recuerda que el cristiano debe ser luz.
Lectura del libro de Isaías.
¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 71, 1-2. 7-8. 10-13
R. ¡Pueblos de la tierra alaben al Señor!
Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de reyes, para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna; que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas le paguen tributo. Que los reyes de Arabia y de Sabá le traigan regalos; que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones. R.
Porque Él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado. Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes. R.
SEGUNDA LECTURA Éf 3, 2-6
Guía: Pablo afirma que todos los pueblos están llamados a salvarse en Cristo.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes. Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.
Palabra de Dios.
ALELUIA Mt 2, 2
Aleluia. Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorar al Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 2, 1-12
Guía: El relato de la adoración de los Magos es una invitación a seguir a Cristo, luz del mundo, por los caminos de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y, después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Como los Reyes Magos, también nosotros hoy llevamos al altar el oro de nuestro amor, el incienso de nuestras plegarias, y la mirra de nuestros sufrimientos por la redención del mundo.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La unión con Cristo en la eucaristía sea prenda de participación en el misterio de su gloria.
BENDICIÓN SOLEMNE DE LA EPIFANÍA
Dios Padre que los llamó de las tinieblas a su luz admirable, los bendiga bondadosamente y afiance sus corazones en la fe, la esperanza y la caridad. R. Amén.
Y Cristo que hoy se manifestó como luz del mundo los convierta a ustedes, seguidores suyos, en luz para sus hermanos. R. Amén.
Para que al terminar su peregrinación en este mundo puedan llegar a Cristo, luz de luz, al que los magos, guiados por la estrella, buscaron y encontraron con gran alegría. R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. R. Amén.
DESPEDIDA
Guía: La misa ha terminado. Comienza la misión. La Iglesia, que es toda misionera, realiza su tarea salvadora a través de cada uno.