En la publicación anual de las intenciones de oración para 2025, el Papa Francisco nos había invitado a rezar en mayo “Por las condiciones de trabajo”. Debido a su fallecimiento, el video que acompaña esta intención de oración cambia de formato. Así, para favorecer la reflexión, el vídeo recuerda algunas palabras de los tres últimos Papas –Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco– sobre este tema.
El Vídeo del Papa de mayo, producido con la ayuda de la Cámara de Comercio de Roma y de la Fondazione PRO Rete Mondiale di Preghiera del Papa, y difundido por la Red Mundial de Oración del Papa, invita a rezar “para que a través del trabajo se realice cada persona, se sostengan las familias con dignidad y se humanice la sociedad”.
Las imágenes del vídeo, que acompañan sus palabras, reúnen distintas experiencias de vida que giran en torno al mundo del trabajo. En primer lugar, aparece una carpintería, con una estatua de san José carpintero esculpida a mano en el s. XIX, en madera de tilo, por maestros escultores de Val Gardena (Italia). También se muestran las diversas realidades de la Ciudadela Internacional de Loppiano (Italia) -el taller de cerámica, la cooperativa agrícola, la empresa que se ocupa del acabado y el embalaje de múltiples artículos-, en las que el trabajo se vive desde una óptica de comunión. Y no faltan imágenes que evocan la explotación que sufren millones de trabajadores en muchas partes del mundo.
El mundo del trabajo ha estado muy presente en el magisterio de la Iglesia desde finales del s. XIX, como fruto de la atenta mirada de los Papas sobre la realidad, y de su preocupación por el bien espiritual y material de las personas. De hecho, actualmente, según datos de la ONU y de la OIT, 402,4 millones de personas de todo el mundo no encuentran empleo; 160 millones de niños se ven obligados a trabajar; 240 millones de trabajadores perciben un salario inferior a 3,65 $ al día; y más del 60% de la población activa mundial trabaja en la economía informal, lo que supone que unos 2.000 millones de personas carecen de derechos laborales y protección social.
Las palabras de Francisco subrayan que el trabajo confiere “una unción de dignidad”: ganar el pan da dignidad a la persona. Jesús mismo trabajó como carpintero, “un oficio bastante duro» que “no aseguraba grandes ganancias”, y que lo unió a todos los trabajadores de todas las épocas.
Unas frases de Benedicto XVI destacan la importancia primaria del trabajo para la realización del ser humano y el desarrollo de la sociedad. Como consecuencia de ello, el trabajo se ha de organizar y llevar a cabo “en el pleno respeto de la dignidad humana y al servicio del bien común”. Al mismo tiempo, el ser humano no debe dejarse “dominar por el trabajo… pretendiendo encontrar en él el sentido último y definitivo de la vida», que solo se halla en Dios.
Finalmente, las palabras de san Juan Pablo II exhortan a afrontar los desequilibrios económicos y sociales y las situaciones de injusticia que existen en el mundo laboral, poniendo en el centro “la dignidad del hombre y de la mujer que trabajan, su libertad, su responsabilidad y su participación«. Y todo ello sin olvidar “a los que sufren por falta de empleo, por salario insuficiente, por indigencia de medios materiales”.
Precisamente estos desequilibrios y situaciones injustas hacen necesario que recemos para que el centro del trabajo y de la vida económica y social sea el ser humano, y no el lucro.