Una de las fechas más significativas del cristianismo, celebrada por las Iglesias católica, anglicana, ortodoxa y algunas protestantes. Involucra a todo el orbe y a nadie deja indiferente, porque en casi todos los países es feriado, por lo que es vivida por millones de personas, incluidas las no creyentes.
El término proviene del latín tardío nativĭtas, que significa “nacimiento”. En inglés es Christmas, cuyo significado es “Misa de Cristo”. En alemán, se denomina Weihnachten, que se traduce como “Noche consagrada”; pero todos expresan lo mismo: celebrar el nacimiento de Jesús.
Si bien tenemos algunas tradiciones navideñas importadas que provienen del paganismo, hay varias asociadas al verdadero significado de la Navidad: campanas que anuncian la Buena Nueva, velas que se encienden para recordarnos que Cristo es la Luz del mundo, la estrella en la copa del árbol que rememora a la de Belén y los regalos, que simbolizan los presentes que los magos de oriente ofrecen a Jesús recién nacido.
Crear el ambiente navideño en nuestras casas es comenzar con la Corona de Adviento, en la que semana a semana encendemos las velas que nos indican que Jesús viene. También es preocuparse de armar el Nacimiento, rezar la Novena al Niño Dios y, donde se pueda, prepararnos para asistir a la Misa del Gallo.
La razón fundamental de este tiempo es el nacimiento de Jesús y no el desmedido consumismo con el que todos los años nos satura el comercio: árboles artificiales con luces intermitentes, viejos pascueros abrigados como esquimales y tentadoras ofertas de regalos y adornos (gringos por costumbre y chinos por fabricación) por doquier.
Vivamos esta fecha con la misma alegría con la que recibimos a una guagua en la familia. Un nacimiento siempre será una bendición de Dios. Que el niño Jesús nos reúna en torno a una mesa, que compartiremos con alegría, esperanza, amor y paz. Que tengan una Feliz Navidad. En Jesús, María y Pablo,
El Director