El 8 de marzo de 1911, en Nueva York, EE.UU., en la fábrica de camisas “Triangle shirt waist”, 146 niñas y mujeres de entre 14 y 48 años mueren quemadas, como consecuencia de un incendio, porque los propietarios cerraron las puertas a raíz de las movilizaciones que habían llevado a aquellas a exigir un trato digno. Esta tragedia tuvo repercusiones considerables en la legislación laboral de EE.UU., por las pésimas e injustas condiciones laborales a las que estuvieron sometidas. Para recordar este hecho se instituye el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Durante siglos la sociedad ha considerado que la mujer debía limitarse a cumplir solo funciones de madre y dueña de casa. Con el avance del tiempo, ellas se han integrado gradualmente a los ámbitos de la política, arte, ciencia, deporte, letras e incluso en la dimensión eclesial; pero la igualdad de género aún no se logra en plenitud y ellas continúan luchando para superar prejuicios y convencionalismos culturales y religiosos marcados por rasgos, por qué no decirlo, machistas.
Tanto en la sociedad como en la Iglesia, aún tenemos mucho por hacer para que por fin dejemos a un lado la discriminación que, históricamente, han sufrido las mujeres. Si nos despojamos de nuestros prejuicios, podremos vivir en armonía, respetándonos mutuamente, complementándonos y construyendo una sociedad exenta de injustas segregaciones.
Las diferencias no son una ocasión de discordia que hay que superar por medio de la negación o nivelación, sino una posibilidad de colaboración que hay que cultivar con el respeto recíproco de la distinción.
Complementariedad, colaboración y reciprocidad son palabras que intentan describir un misterio maravilloso del diseño original de Dios, de haber creado al hombre y la mujer con una misión común. Ambos sexos aportan su genialidad particular en la tarea de ser cocreadores de la cultura humana.
Los invito a acercarse a cualquier parroquia o capilla y vean quiénes están dando catequesis, quiénes están al frente de Caritas, en la recolección del 1%, en los comedores gratuitos, en los equipos de animación litúrgica, etc. Casi el noventa por ciento son mujeres.
¡Feliz Día Internacional de la Mujer para nuestras abuelas, madres, tías, cónyuges, hermanas, nueras, cuñadas, amigas, compañeras de trabajo, hijas y nietas!
En Jesús, María y Pablo,
El Director