El Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, se celebra el 5 de junio de cada año desde 1973.
Todo lo que nos rodea, nos permite vivir: el aire, el sol, el agua, las plantas, los animales, tienen en sí mismos valor, todos nos hablan de Dios, son una caricia de Dios. Nada de lo que podemos ver en la creación sobra. Por eso es tan importante cuidar de cada ser vivo como a preciosos tesoros que no podemos maltratar, ignorar o descartar.
Muchas veces vemos anuncios o escuchamos a alguien que nos hace pensar que no hace falta cuidar la tierra y los seres que vivimos en ella, que todo lo que nos rodea es de usar y tirar. Eso que el papa Francisco llama vivir una cultura de lo desechable en vez de una cultura del cuidado y el reciclaje. Y eso se ve más claro aún en nuestra relación con los más empobrecidos, con los excluidos, porque ellos son los que más sufren las consecuencias de la destrucción de la tierra: incendios forestales, sequía, inundaciones; en general, todo lo que sea destrucción de la naturaleza.
El objetivo de esta fecha es sensibilizar a la población mundial en relación con temas ambientales, intensificando la toma de conciencia y la acción. Motivar a las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia los temas ambientales y fomentar la cooperación para que el medio ambiente sea sostenible.
Es urgente realizar una profunda renovación cultural. Necesitamos redescubrir los valores que constituyen el fundamento sólido sobre el cual construir un futuro mejor para todos. Las situaciones de crisis por las que estamos actualmente atravesando, ya sean de carácter económico, alimentario, ambiental o social son, también, en el fondo, crisis morales relacionadas entre sí.
Nuestra calidad de vida está en peligro. Cuidemos el planeta, nuestra casa común. Reciclemos, tratemos de disminuir la basura que tiramos, no contaminemos, no desperdiciemos el agua, plantemos árboles. Dejemos a las futuras generaciones un planeta donde puedan disfrutar de una buena calidad de vida.
En Jesús, María y Pablo,
El Director