La devoción a la Virgen del Carmen está extendida por todo nuestro territorio. En el Norte Grande la fiesta de mayor importancia es, sin duda, la de la Virgen de La Tirana. La localidad está ubicada en la comuna de Pozo Almonte, a 72 km de Iquique, Región de Tarapacá. Es un oasis, en el corazón de la pampa del Tamarugal, a una altura de 950 m. s. n. m., que no llega a los mil habitantes.
La devoción nortina surge con la historia, de amor y fe, de la sacerdotisa inca Ñusta Huillac, conocida como “La tirana del Tamarugal”, quien vive un romance con un prisionero cristiano portugués de nombre Vasco de Almeyda. Al momento de ser bautizada por su amado, son asesinados por los wilcas, mediante una lluvia de flechas. Entre los años 1540 y 1550, un fraile mercedario descubre una cruz en un claro del bosque, donde levanta un templo que es consagrado a la Virgen con el nombre de “Nuestra Señora del Carmen de La Tirana”. A este templo van, asiduamente, en romería, los habitantes de los pueblos y sierras cercanas, por cuyas venas corre sangre coya, la misma de Ñusta Huillac.
En el siglo XIX se celebra en distintas fechas: el 16 de julio para chilenos, el 28 de julio para peruanos y el 6 de agosto para bolivianos. En el año 1910, como parte de la chilenización de Tarapacá, se incluye en el calendario chileno en un único día: 16 de julio, fecha en la que el santuario se engalana para recibir a los fieles devotos, que llegan a ser unos cuatrocientos mil. La fiesta de La Tirana posee la magia de una mixtura entre piedad popular, folclor y tradiciones, que se expresan en la hermandad y fusión de tres países, generada por la fe en una misma madre: María.
Los chinos, con sus coloridas vestimentas, música y baile, le dan el toque carnavalesco, propio del altiplano. Las diabladas constituyen lo más característico, pero también peregrinan los chuchos, gitanos, morenos, zambos, cullacas, indios, turbantes y danzantes, cuyos bailes estuvieron separados de la Iglesia hasta 1917, año en que el obispo José María Caro los integra al rito católico. Desde entonces, lo que era considerado pagano pasa a formar parte de las más diversas expresiones de devoción, amor y fe que tienen como única finalidad, homenajear a «La Chinita».
En el mes del Carmelo, con nuestra plegaria, imploremos a la Virgen para que bendiga nuestra Patria: ¡Virgen del Carmen, Reina de Chile, salva a tu pueblo que clama a ti!
En Jesús, María y Pablo,
El Director