El 5 de enero en la liturgia celebramos la Epifanía del Señor. La palabra viene del griego Επιφάνεια, que significa “manifestación”. En muchas culturas, epifanía es una revelación o aparición, mediante la cual profetas, chamanes, médicos brujos u oráculos interpretan visiones más allá de este mundo.
Para nosotros, epifanía es la manifestación de Jesús como presencia humana, o sea, se da a conocer. El Evangelio de este día es Mt 2, 1-2, en el que se relata la adoración de los magos de Oriente, quienes, guiándose por una estrella, se dirigen hasta el lugar donde nace el Hijo de Dios.
La palabra «mago» proviene del persa ma-gu-u-sha, que significa sacerdote. Llega al griego como μαγός (magós, plural: μαγοι, magoi), que identifica a una casta de sacerdotes persas o babilonios que estudian el firmamento en su deseo de buscar a Dios. Del griego pasó al latín como magus, plural magi, /mágui/, de donde llega al español mago. Los judíos, que sufren del destierro en Babilonia, conocen la categoría “mago” de dichos sacerdotes persas, lo cual puede ser la razón por la que Mateo los nombra así.
¿Pero son, realmente, reyes? El relato no especifica que son reyes ni que hay dos blancos y uno de tez negra, ni siquiera que son varones ni que vienen de tres continentes: Europa, Asia y África. La única certeza que tenemos es que provienen de Oriente, probablemente de Persia, lo que hoy es Irán.
Existen relatos que hablan de la posibilidad de que no hayan sido tres, sino cuatro y posiblemente hasta doce; sin embargo, la historia más convincente indica que lo más probable es que hayan sido solo tres, por el número de regalos que presentan a los pies del niño Jesús: incienso por ser Dios, oro por ser rey y mirra por ser humano. No es hasta el siglo VI que, en un mosaico, en el templo de san Apolinar Nuovo, en Rávena, Italia, aparecen sus nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar.
En Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de nosotros y ha venido a salvarnos a todos, sin importar nacionalidad, color o raza.
Es un día de alegría y agradecimiento, porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración, como los magos.
Que tengan un feliz Año Nuevo 2020, cargado de buenas y lindas cosas para todos.
En Jesús, María y Pablo,
El Director