El 1 de octubre es elegido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para celebrar el Día Internacional de las Personas de Edad, que tiene como objetivo promover políticas y programas públicos centrados en los adultos mayores, para que permanezcamos mucho más tiempo en esta vida: sanos, vigentes y activos.
Otro de los objetivos es promover un cambio cultural que termine, definitivamente, con la discriminación y estereotipos negativos asociados al envejecimiento; porque, lamentablemente, en nuestra sociedad occidental, las personas mayores no somos valoradas como debería ser.
Contrariamente a los estigmas sociales, somos de gran valor y ayuda en la familia, la sociedad y la Iglesia, porque, aun siendo jubilados, continuamos trabajando: algunos se hacen cargo de los nietos, realizan compras, cocinan, hacen aseo, cuidan del jardín y participan en juntas de vecinos, centros de madres, grupos folclóricos, etc. Los voluntariados son conformados, principalmente, por nuestra cofradía de los años dorados.
La Iglesia se ve fortalecida con nuestra presencia, donde asumimos una gran variedad de responsabilidades parroquiales y estamos presentes en todas las actividades pastorales. Asistir a una misa en cualquier parroquia, capilla o santuario es constatar que somos mayoría (y, hay que decirlo, siempre son más ellas que ellos).
Al conmemorar nuestro día, aparte de felicitarnos por haber pasado agosto, les deseamos que tengan salud y amor. El dinero se lo pedimos a nuestras autoridades, para que solucionen definitivamente el tema de las bajas pensiones de tantas personas jubiladas que la están pasando mal.
Vaya para todos un grato saludo, con buenas vibras y entusiasmo. Les agradecemos y valoramos, sinceramente, todo lo que hacen por la familia, la sociedad y la Iglesia. Que santa Ana y san Joaquín, patronos de los abuelos, los protejan y les brinden una buena vida en calidad y cantidad, rodeados de sus nietos.
En Jesús, María y Pablo,
El Director