Jesús resucitado, presente en la palabra y en la eucaristía
Motivación de entrada
La liturgia de hoy nos hace revivir el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús. Como ellos, dispongámonos a reconocerlo en el pan eucarístico compartido.
Acto penitencial
Nuestro arrepentimiento hoy debe centrarse en la escucha de la palabra y la recepción de la eucaristía. Nos preguntamos: ¿influyen, realmente, en nuestra vida cristiana?
Colecta
La oración nos invita a alegramos por nuestra dignidad de hijos de Dios.
LECTURAS CICLO A
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2, 14.22-33.
El discurso de Pedro, en Pentecostés, pone de relieve que el punto central de la predicación es la persona de Jesús de Nazaret, crucificado por nuestros pecados y resucitado por el poder de Dios.
Segunda lectura: 1 Pedro 1, 17-21.
Cristo nos redimió no de cualquier manera sino derramando su preciosa sangre. Esto hace posible que pongamos nuestra fe y esperanza en Dios.
Evangelio: Lucas 24, 13-35.
El relato de Emaús nos muestra el amor misericordioso de Jesús, que, más allá de nuestras resistencias y ceguedad, se hace reconocer en su palabra y en el compartir el pan.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Ofrezcamos sobre el altar, con el pan y el vino, nuestros cansancios y desesperanzas, la palabra recibida y la eucaristía en que participamos.
Comunión
Supliquemos al Señor que lo podamos reconocer y recibir, con provecho verdadero, en la comunión que compartimos con muchos hermanos.
Despedida
Animados por el mensaje evangélico de hoy, anunciemos con valentía que Jesús debía pasar por el sufrimiento y la muerte para resucitar a la gloria del Padre.