La liturgia de hoy nos llama la atención sobre un hecho significativo: el Señor resucitado se hace presente en la asamblea dominical, máxima expresión de la comunidad cristiana.
Pedimos perdón por todas nuestras actitudes contrarias a nuestra comunidad: romper la comunión, no colaborar en las obras de la Iglesia universal, diocesana y parroquial.
Pedimos poder conocer a fondo al don del bautismo y el coraje de vivir sus consecuencias.
Presentación de las ofrendas
Ponemos sobre el altar nuestra fidelidad cristiana como manifestación de entrega total a Cristo, con los dones del pan y del vino. Lo hacemos con alegría.
Comunión
La unión con Cristo en la eucaristía nos asegura el compromiso de una fe activa, llena de obras buenas.
Despedida
Somos no sólo individuos, somos miembros de la comunidad de Jesús. Vayamos a testimoniar comunitariamente a todos la alegría de la resurrección.