El miércoles ha comenzado la Cuaresma y hoy celebramos su primer domingo. La imposición de la ceniza es un rito de profundo significado: nos quiere recordar que somos criaturas, seres hechos de polvo, de “arcilla del suelo” (Primera lectura). Débiles, necesitados de una fuerza que no poseemos: la que viene de Dios. Lo sabe Jesús; cuando ayuna en el desierto y es tentado, responde al demonio: “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (evangelio).
Para el Génesis, la desobediencia de Adán y Eva consiste precisamente en desoír la palabra de la boca de Dios y dejarse seducir por otra voz: la de la serpiente, es decir, del demonio. Como consecuencia, deben abandonar el jardín y habitar en un árido desierto, como aquél en que está Jesús cuando es tentado, también, por el demonio.
Con razón san Pablo (Segunda lectura) pone en paralelo a Adán y Jesús: Así como “por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos”. Obediencia no significa ciega aceptación, sino “saber escuchar”, oír con el corazón y plegar la voluntad a lo escuchado.
¿A quién prestamos oído en las cosas importantes de la vida? ¿Cuáles son las voces, las palabras, los mensajes que suscitan nuestra escucha desde el corazón, nuestra obediencia? ¿Qué papel juega la Palabra de Dios en la iluminación y conducción de nuestra existencia creyente?
Cada Cuaresma podemos volver a hacernos estas preguntas. Ella pone la escucha de la palabra entre sus prácticas más importantes. Las lecturas dominicales de la Cuaresma nos pedirán responder como discípulos. También nosotros debemos saber hacerlo como Jesús cuando somos tentados a lo que nos aparta de su evangelio y de su Iglesia.
Comisión Nacional de Liturgia
Ha comenzado la Cuaresma y la Iglesia es invitada, una vez más, por la Palabra de Dios, a entrar en un tiempo de revisión profunda de su vida. Que esta eucaristía nos anime a iniciarla con ánimo disponible y penitente.
El libro del Génesis nos presenta hoy el relato de la caída de Adán y Eva. Escuchar con atención esta hermosa Palabra es penetrar en lo más hondo de nuestra condición de criaturas débiles y necesitadas de la gracia divina.
Lectura del libro del Génesis. El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de la vida en medio del jardín y el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: “¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?”. La mujer le respondió: “Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: ‘No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte’”. La serpiente dijo a la mujer: “No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal”. Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
R. ¡Piedad, Señor, pecamos contra ti!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti sólo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga. Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. R.
El pecado es una realidad dolorosa para los creyentes. San Pablo nos vuelve a asegurar que la gracia es más fuerte.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma. Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir. Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos. Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas. En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia. Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Los cuarenta días de ayuno de Jesús, que relata este evangelio, lo enfrentan al extremo de su debilidad. Pero ante la tentación, responde con la fortaleza que le permite vencer al demonio.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: ‘El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’”. Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: ‘Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra’”. Jesús le respondió: “También está escrito: ‘No tentarás al Señor, tu Dios’”. El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras para adorarme”. Jesús le respondió: “Retírate, Satanás, porque está escrito: ‘Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él sólo rendirás culto’”. Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
¿Cuáles son las tentaciones a las que hoy, me veo expuesto? ¿Cómo estoy respondiendo a ellas? ¿Cómo aprovechar mejor esta santa Cuaresma para avanzar en mi conversión, en mi más profunda adhesión a Jesucristo y en mi compromiso con el Reino?
M. Al iniciar este tiempo privilegiado de conversión, confiamos nuestras súplicas al Dios del perdón y del consuelo, respondiendo:
R. Conviértenos, Dios del Amor.
1.- Para que la Iglesia, conducida por el papa N., sepa dar testimonio de su fe en todos los lugares de la Tierra. Oremos. R.
2.- Para que esta comunidad realice su camino cuaresmal atenta a la Palabra de Dios, solidaria con los pobres y ferviente en la oración. Oremos. R.
3.- Para que en todos los lugares donde hay violencia y guerra en el mundo, el Señor suscite constructores de paz y de justicia. Oremos. R.
4.- Para que el ayuno, la limosna y la oración de esta Cuaresma ayuden a todos los discípulos de Cristo a poner a Dios en el primer lugar de sus vidas. Oremos. R.
(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)
M. Todo esto te lo pedimos a ti, Señor, a quien pertenecen el poder, el honor y la gloria, por los siglos de los siglos.
Para las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión de enfermos.
M. Al inicio de esta nueva Cuaresma te pedimos, Padre misericordioso, que aceptes nuestra alabanza y nuestro deseo de conversión.
R. Dios del Amor, camina con nosotros.
1.- Te alabamos, Padre, por este camino cuaresmal en el que podemos volver a ti de todo corazón y crecer en amor mutuo. R.
2.- Te alabamos, Jesucristo, porque tú nos enseñas a resistir a la tentación y nos das ejemplo de amor por los más pobres y sufrientes. R.
3.- Te alabamos, Espíritu Santo, que animas nuestra comunidad y nuestros proyectos y esperanzas. No dejes de caminar con nosotros en esta Cuaresma. R.
M. Porque vivimos no sólo de pan, sino de toda palabra que sale de tu boca, te decimos con fe: Padre nuestro…
Somos un pueblo que camina/ Juntos nos acercamos/ Discípulo (Beber su copa)/ No me mueve, Señor/ María, tú.