DOMINGO 8
La Epifanía del Señor (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio de Epifanía.
Este es mi Hijo muy amado
A orillas del Jordán, donde Juan bautizaba, Jesús, como uno más, se coloca en la fila de los pecadores que se arrepienten y piden el bautismo. Dios, nacido como bebé, necesitado de todo, será exiliado y despreciado por los poderosos. Finalmente, será condenado por blasfemo y morirá crucificado como un pecador entre dos pecadores. Así nos quiere salvar Jesús: no desde el poder de la omnipotencia, sino desde el amor de quien se hace uno más de nosotros, pecador entre los pecadores. Por eso, siempre nos comprenderá y jamás excluirá a nadie. Nadie se puede sentir lejos de él.
Jesús, entre los pecadores, está fuera de lugar. Juan lo entiende y se lo dice, pero él contesta que ese es su lugar y necesita que se cumpla con el ritual de quien se convierte y acepta la voluntad divina. Nos hace entender que hay una nueva justicia que anula la distancia entre Dios y el hombre, entre el puro y los impuros que somos nosotros.
Los cielos se abren a esta manifestación divina, y se escucha la voz que proclama a Jesús “Hijo amado”. Son las primeras palabras del Padre a Jesús y a nosotros. En la Escritura, “hijo” no es solo un hecho generacional, sino que también y muchas veces por excelencia indica el amor entre quien es “padre” y quien se hace “hijo” porque lo ama entrañablemente y cumple la voluntad del padre. En esa relación íntima, se produce la identificación del hijo con el padre. Al final de sus días, Jesús dirá de sus discípulos que son hijos porque “el Padre los ha amado como me ha amado a mí”. Hoy los queridos de Dios somos todos los hombres, pero, de manera especial, los bautizados en su nombre.
En nuestro bautismo, como en el Jordán, una voz repitió nuestro nombre y dijo que somos sus hijos amados. Al comenzar el día, cada mañana, Dios espera que lo llamemos “Papá” porque somos sus hijos.
“Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”, Mt 3, 17.
P. Aderico dolzani, ssp.
1ª LECTURA Is 60, 1-6
Lectura del libro de isaías.
¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor. Palabra de Dios.
Comentario: El anuncio no es solo para ese pueblo que esperaba y confiaba en que Dios lo salvaría, sino también para nosotros hoy, para mostrarnos que toda acción de Dios resplandece en la oscuridad y, por lo tanto, no hay motivos para ocultarla.
SALMO Sal 71, 1-2. 7-8. 10-13
R. ¡Pueblos de la tierra alaben al Señor!
Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de reyes, para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna; que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas le paguen tributo. Que los reyes de Arabia y de Saba le traigan regalos; que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones. R.
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado. Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes. R.
2ª LECTURA Ef 3, 2-6
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes. Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en cristo Jesús, por medio del Evangelio. Palabra de Dios.
Comentario: La postura de Pablo es extender la Iglesia al mundo entero rompiendo una barrera: la fe cristiana no se debe identificar solo con un pueblo o un país, sino que se debe expandir por todo el mundo. Todos somos llamados a formar parte de la Iglesia universal.
ALELUIA Mt 2, 2
Aleluia. Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorar al Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 2, 1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: “¿dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”. Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. “En Belén de Judea -le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, israel’”. Herodes mandó llamar secretamente a los magos y, después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: “Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”. después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor.
Comentario: Estos magos o sabios (no reyes) son un símbolo que representa a la gente que busca la verdad el destino divinizando los acontecimientos de la naturaleza. Lo que ven en Belén les sorprende. Sin embargo, Dios les revela quién es de verdad ese niño y solo así vieron, en la pobreza de un pesebre, la inmensa riqueza de Dios.