Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año. Semana III del Salterio.
1ª LECTURA Sab 9, 13-18
Lectura del libro de la Sabiduría. ¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor? Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones. Nos cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance lo descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que está en el cielo? ¿Y quién habría conocido tu voluntad si Tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu? Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, por la Sabiduría, fueron salvados. Palabra de Dios.
Comentario: Aquellos que reciben y se dejan conducir por la sabiduría de Dios son capaces de descubrir su voluntad en la vida cotidiana. Quizá sería una buena consigna a tener en cuenta, sobre todo para los que tienen la responsabilidad de administrar o gobernar, pues el ser humano sin la “sabiduría de Dios”, tarde o temprano, cae en lo vicios del poder y la corrupción.
SALMO Sal 89, 3-6. 12-14. 17
R. ¡Señor, Tú has sido nuestro refugio!
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos». Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.
Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita. R.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…? Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.
2ª LECTURA Flm 1, 9-10. 12-17
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a Filemón. Querido hermano: Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión. Te lo envío como si fuera una parte de mi mismo ser. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio. Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario. Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo indica el camino de la caridad fraterna como la solución a muchos de los males sociales que aún afligen a la humanidad. Onésimo se ha convertido en un esclavo fugitivo y al acogerlo, el Apóstol lo recibe como a un hijo. Si antes era un esclavo, ahora él lo entrega como a un hermano en Cristo, que es lo que da al hombre toda su dignidad y valor como persona.
ALELUIA Sal 118, 135
Aleluia. Que brille sobre mí la luz de tu rostro, y enséñame tus preceptos. Aleluia.
EVANGELIO Lc 14, 25-33
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. Junto con Jesús iba un gran gentío, y Él, dándose vuelta, les dijo: Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Palabra del Señor.
Comentario: Es cierto que en la vida no avanzamos sobre la base de renuncias y sacrificios, sino de lo que somos capaces de sacrificar. Por eso, no debemos fijar nuestra atención solo en las “renuncias”, sino en el deseo de ser discípulo de Jesús, compañero de vida. La renuncia sola produce insatisfacción y frustraciones, no felicidad. Renunciar para conquistar y vivir un amor nos hace felices.