Domingo 4º de Pascua. Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio de Pascua. Semana 4ª del Salterio. Jornada Mundial de oración por las vocaciones.
Jesús, Líder y Buen Pastor
Jesús se presenta como el verdadero Pastor y Líder de su pueblo. Él quiere sacar a sus ovejas fuera de la influencia de los malos pastores o dirigentes del pueblo. Estos se presentaban como representantes de la acción de Dios, pero no la cumplían. Según las costumbres de la época, los pastores reunían a sus ovejas en el corral por la noche y estas quedaban con un vigilante nocturno. Por la mañana, cada pastor llamaba a las ovejas por su nombre, estas reconocían la voz de su dueño y lo seguían. Jesús quiere contraponer el pastor al ladrón-salteador, este salta el muro para robar, mientras que el pastor entra por la puerta y llama.
Los líderes religiosos no entendieron la enseñanza. Sus intenciones y prácticas demuestran que manipulan al pueblo, explotándolo. En cambio, Jesús quiere llevar a su rebaño por buenos pastos. Su liderazgo es reconocido y sus ovejas (pueblo) lo siguen. ¿Cuál es la novedad de su liderazgo? Respeta la identidad de las personas (las llama por su nombre), no lo hace con violencia como el ladrón (salta el muro). El buen líder es aquel que orienta a los hombres hacia una auténtica libertad e independencia. Esta nueva forma de “liderar” era incompatible con aquella que practicaban los escribas y fariseos. Nos encontramos ante dos tipos de líderes: el falso (ladrón), que roba, mata y destruye; y el verdadero, que comunica vida en abundancia (liderazgo de Jesús).
Es sabido que el pastor se servía de los productos de su rebaño (lana, leche, carne); sin embargo, Jesús nunca se sirvió del pueblo, explotándolo; al contrario, se convirtió él en propio alimento y sustento.
“Yo soy la puerta”, dice Jesús. La puerta es símbolo de la entrada y salida. Se entra a ella para estar seguros y se sale para gozar de la libertad. Jesús se constituye en el punto de referencia para todo lo que el ser humano anhela. Ingresar por la “puerta” Jesús, es salvarse y ponerse en camino hacia una vida feliz.
“Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará…”, Jn 10, 9.
P. Fredy Peña, ssp.
1ª LECTURA Hech 2, 14. 36-41
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: “Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías”. Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: “Hermanos, ¿qué debemos hacer?”. Pedro les respondió: “Que cada uno se convierta y se haga bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar”. Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil. Palabra de Dios.
Comentario: Los Apóstoles anuncian a Jesucristo y ese anuncio provoca el deseo de cambio. El bautismo debería llevarnos a una incorporación más plena a los nuevos creyentes. Sin embargo, ese “cambio” sigue siendo hoy el desafío. Desafío que, a través de la evangelización –los que están lejos–, puedan escuchar el llamado del Pastor y se unan a su rebaño.
SALMO Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
2ª LECTURA 1Ped 2, 20-25
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Si a pesar de hacer el bien, ustedes soportan el sufrimiento, esto sí es una gracia delante de Dios. A esto han sido llamados, porque también Cristo padeció por ustedes, y les dejó un ejemplo a fin de que sigan sus huellas. Él no cometió pecado y nadie pudo encontrar una mentira en su boca. Cuando era insultado, no devolvía el insulto, y mientras padecía no profería amenazas; al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente. Él llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, ustedes fueron sanados. Porque antes andaban como ovejas perdidas, pero ahora han vuelto al Pastor y Guardián de ustedes. Palabra de Dios.
Comentario: ¿En qué momento de nuestra vida anduvimos como ovejas descarriadas? ¿Qué sería hoy de nosotros si hubiéramos seguido ese rumbo? Jesucristo, nuestro Pastor y guardián, ve los peligros que nos acechan cuando nos apartamos de él y viene a rescatarnos.
ALELUIA Jn 10, 14
Aleluia. “Yo soy el Buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí”, dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Jn 10, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia”. Palabra del Señor.
Comentario: Dos imágenes usa Jesús en este discurso: la puerta y el pastor. Como pastor, nos conoce, nos reúne y nos dirige. Y es también la puerta, la vía de comunicación con el Padre, el que nos abre el camino a la salvación, el que nos muestra la salida en los laberintos difíciles de la vida, y nos lleva con él a descansar.