Jesús envía en misión primero a los Doce, pero luego designa a otros 72. Esta decisión parece tener un objetivo claro: el mensaje de Jesús no está solamente desti¡nado a las doce tribus de Israel, sino al mundo entero. La tarea no es de exclusiva responsabilidad de unos pocos elegidos, sino que toca a todos los que han visto y oído a Jesús.
La reciente elección, en marzo, del papa Francisco, ha sido movilizadora para todos los creyentes. El mismo Papa pide la bendición al pueblo de Roma y a todos los que seguíamos la elección por televisión. Con ese gesto nos metió de lleno en la misión, nos hizo invocar a Dios en su favor y, de paso, nos dijo que podemos hacerlo en favor de todos aquellos que encontremos en nuestra vida. Las Escrituras nos invitan a ser mensajeros de paz y de alegría. “Paz a esta casa” y “alégrense con Jerusalén”: la familia y la ciudad, el núcleo pequeño de nuestra vida íntima y el espacio público donde convivimos. Ambos son potencialmente lugares para vivir lo mejor de nuestra existencia y también lugares de dolores y penas. Es allí donde Jesús quiere decir que el Reino está cerca y que Dios se ha hecho accesible para todos. Esta tarea es enorme, imposible de ser llevada adelante por un pequeño grupo de comprometidos. Es un llamado a cada bautizado, porque cada hombre y cada mujer de nuestra comunidad es por la gracia del bautismo: sacerdote, profeta y rey, capaz de transparentar a Dios y permitir que muchos se encuentren con este Dios cercano, Rey de Paz y de Alegría. Este nuevo llamado de Jesús a su misión sea fuente de inspiración para todos nosotros en esta mitad del año.
CONALI
“La cosecha es abundante” nos dice Jesús en el evangelio de hoy. El Señor nos indica que está en medio de nosotros, que actúa de manera generosa y que hay muchos frutos disponibles, por eso nos reunimos en torno al altar para celebrar esta abundancia del amor de Dios repartido entre nosotros.
El Templo y la ciudad se reconstruyen, vuelven a ser lugares de plenitud y de encuentro de los creyentes con Dios. La alegría y el entusiasmo de entonces, también lo pueden ser para nosotros hoy.
Lectura del libro de Isaías. ¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella, para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos! Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así Yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén. Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores, y a sus enemigos, su indignación.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
R. ¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre! Tribútenle una alabanza gloriosa, digan al Señor: “¡Qué admirables son tus obras!” R.
Toda la tierra se postra ante ti, y canta en tu honor, en honor de tu Nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres. R.
Él convirtió el mar en tierra firme, a pie atravesaron el Río. Por eso, alegrémonos en Él, que gobierna eternamente con su fuerza. R.
Los que temen al Señor, vengan a escuchar, yo les contaré lo que hizo por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni apartó de mí su misericordia. R.
4. Segunda Lectura Gál 6, 14-18
Para la misión y para todo servicio en la Iglesia existe un solo modelo a seguir. San Pablo nos narra su propia experiencia.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia. Hermanos: Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios. Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús. Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aleluya. Que la paz de Cristo reine en sus corazones; que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Aleluya.
Lentamente, pero sin pausa, los primeros creyentes fueron entendiendo que el anuncio del Reino de Dios no solo comprometía a Jesús sino que a muchos más.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir. Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!» Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes». Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: «¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca». Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad”. Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre”. Él les dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo”.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Ser enviados en misión puede parecernos algo pasado de moda, pero ¿creemos que Dios está cerca? ¿Creemos que a través nuestro Jesús puede hacerse presente en nuestra sociedad? Llevar un poco de paz y de amor a una casa es un bien que podemos hacer y que jamás pasará de moda.
M. Oremos ahora al Señor que nos ama y nos envía en misión. Respondemos a cada petición diciendo:
R. Te lo pedimos, Señor.
1. Por la Iglesia. Que sea siempre un signo transparente de la Buena Noticia de Dios. Oremos. R.
2. Por las familias: que el Señor les conceda paz, concordia y amor mutuo. Oremos. R.
3. Por los novios que se preparan para el matrimonio: que sientan el amor de Dios en su amor. Oremos. R.
4. Por las familias que pasan dificultades, o viven la desunión o la ruptura: que el Señor las conforte y las ayude con su gracia. Oremos. R.
5. Por nuestros familiares y amigos difuntos: que el Señor los acoja en su Reino. Oremos. R.
(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)
M. Dios del amor, escucha nuestras peticiones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Alabanza y Preparación a la Comunión
Para las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión de enfermos.
M. Sabiendo que la cosecha es abundante, nosotros, tus hijos, te alabamos Padre por invitarnos a formar parte en tu misión, por eso te decimos:
R. ¡Qué admirables son tus obras!
1.- Señor, día a día nos alegras con tu amor y nos consuelas en nuestras penas. R.
2.- Señor, en nuestro cuerpo llevamos tus cicatrices y tu gracia permanece siempre con nosotros. R.
3.- Señor, muchas familias nos han recibido en su casa y hemos experimentado tu paz. R.
M. Por todas esta obras maravillosas te alabamos Padre del Cielo y juntos te decimos: Padre nuestro…
El misionero/ Sígueme/ El llamado/ Santa María del camino/ Padre nuestro…