Motivación de entrada
Nada mejor para introducir esta liturgia que el salmo 94: “Venid, adoremos al Señor,
postrados ante él que nos ha creado; él es el Señor, nuestro Dios”.
Acto penitencial
Hoy pedimos perdón: por nuestras faltas de testimonio en la vida cotidiana; por
haber vaciado la fuerza del mensaje con una vida tibia; por no haber ejercido el
servicio profético en nuestro ambiente.
Lecturas Bíblicas
Primera lectura: Isaías 58, 7-10.
El profeta nos recuerda que Dios no quiere prácticas vacías de amor, sino que
compartamos nuestro pan con los necesitados.
Segunda lectura: 1Corintios 2, 1-5.
Pablo nos enseña cómo anunciar a Cristo, confiando en el poder de Dios y no en
nuestra habilidad.
Evangelio: Mateo 5, 13-16.
El cristiano –si es digno de ese nombre– es sal de la tierra y luz del mundo con su
testimonio de vida.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
El pan y el vino, dones del Señor, los recibimos y los ofrecemos desde nuestra
pobreza, para que sean ayuda a nuestra debilidad.
Comunión
Cristo calma todos los deseos de quienes se acogen a su misericordia.
Despedida
Unidos por un solo pan y un solo cáliz, nos proponemos dar frutos de vida eterna,
en lo cotidiano.