3º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
El compromiso de aceptar regalos
Casi nadie piensa que cuando se acepta un regalo, se asume un compromiso y se establece una relación entre quien da y quien recibe. Cuando una joven acepta un anillo de su novio, es feliz de asumir un compromiso y profundizar una relación. Cuando se acepta una invitación se asume el compromiso de asistir y participar con ganas.
Cuando una persona recibe un “regalo” empresario o político, contrae una obligación con el donante, aunque se la niegue. Cuando se acepta, y peor si se busca, se venden o compran privilegios, se resigna un espacio de libertad y se contraen obligaciones.
Hay personajes del poder político, económico y social que saben manejar muy bien esta realidad tan dura: ponerle precio a las personas. Así funciona el mundo. Y así quisieran los dueños del mundo que funcionáramos todos, sin embargo, las personas de corazón recto se rebelan.
Jesús nos dice que en su Reino es diferente. Desde que llegó su Reino, todos tienen el privilegio de entrar. Todo es gratis, porque nada se recibe por méritos personales, sino por gracia de Dios. Pero se asume un compromiso: reformar la propia vida y salir a pescar hombres. Se establece con él una relación muy profunda, en completa libertad.
La fe no es una doctrina o una práctica. Nace y es una relación personal con el Señor que nos llamó a cada uno por su nombre. Si aceptamos su invitación nos comprometemos con él y su Reino.
Si, hasta el día de hoy, no sentiste la necesidad de reformar tu vida ni de ir a pescar hombres conquistándolos para Cristo, puede ser que todavía no aceptaste realmente el Reino de Dios, que vivas con la lógica de este mundo y seas esclavo de la interminable cadena, real o imaginaria, de privilegios, compromisos y deudas, con que se compra y se vende la libertad de los hombres.
Para seguir al Señor, hay que ser libres de todo interés y tener una muy buena relación personal con él. No existe otra manera. Así lo entendieron sus primeros discípulos que dejaron todo para seguirlo.
Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron (Mt 4, 22).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Nos reunimos para cantar al Señor el canto nuevo de los rescatados del pecado. La eucaristía es el momento propicio para expresar al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo, nuestra gratitud.
PRIMERA LECTURA Is 8, 23–9, 3
Guía: El profeta anuncia a Israel la liberación de la esclavitud: el pueblo que vivía en las tinieblas ha visto la luz del Señor.
Lectura del libro de Isaías.
En un primer tiempo, el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí, pero en el futuro llenará de gloria la ruta del mar, el otro lado del Jordán, el distrito de los paganos. El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz. Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín. Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 26, 1. 4. 13-14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? R.
Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo. R.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA 1Cor 1, 10-14. 16-17
Guía: Pablo exhorta a los cristianos a superar las divisiones y a vivir en la unidad.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: En el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. Porque los de la familia de Cloe me han contado que hay discordias entre ustedes. Me refiero a que cada uno afirma: «Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo». ¿Acaso Cristo está dividido? ¿O es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O será que ustedes fueron bautizados en el nombre de Pablo? Felizmente yo no he bautizado a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo. Sí, también he bautizado a la familia de Estéfanas, pero no recuerdo haber bautizado a nadie más. Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia.
Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. Mt 4, 23
Aleluia. Jesús proclamaba la Buena Noticia del Reino y sanaba todas las dolencias de la gente. Aleluia.
EVANGELIO Mt 4, 12-23
Guía: Jesús comienza su vida pública predicando la conversión y escogiendo a sus primeros discípulos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Cuando Jesús se enteró de que Juan Bautista había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: «¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz». A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca». Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres». Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: La conversión debe expresarse con actos concretos de reconciliación; hoy la ofrenda del pan y del vino la hacemos con esa intención.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: El don de comulgar con el cuerpo de Cristo debe ser fuente de vida nueva en el Espíritu.
Despedida
Guía: Hemos orado juntos y juntos hemos escuchado la Palabra salvadora, y hemos recibido a Cristo; vayamos ahora a anunciar la alegría de la fraternidad cristiana.