Motivación de entrada
La palabra de Dios que hoy nos reúne nos cuestiona sobre el problema final del mundo
y del hombre. En vez de abandonarnos a la tristeza, hoy nos abandonamos confiados
en las manos del Señor. Queremos esperarlo con fe, con confianza y con amor.
Acto penitencial
Hoy pedimos perdón: por desesperarnos muchas veces ante la muerte; por vivir
disipados sin pensar en la venida del Señor; por no hacer fructificar los talentos
recibidos de Dios.
Lecturas Bíblicas
Primera lectura: Proverbios 31, 10-13.19-20.30-31.
Un hermoso poema sobre las cualidades de la mujer perfecta: es trabajadora,
solidariza con los pobres, es sabia, entregada a su familia y generosa con Dios.
Segunda lectura: 1Tesalonicenses 5, 1-6.
Exhortación de Pablo a los cristianos a vivir despiertos, a la espera del Señor que
vendrá de repente, “como un ladrón en la noche”.
Evangelio: Mateo 25, 14-30 (o bien: 25, 14-15.19-21).
La parábola de los talentos, un mensaje exigente: los talentos que Dios nos da
con abundancia son para ponerlos al servicio del prójimo, no para guardarlos
egoístamente.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Con los dones del pan y del vino, dones de Dios y fruto del trabajo humano,
renovamos nuestro compromiso de trabajar, con entrega total, en la construcción
del Reino.
Comunión
Acompañamos a Jesús que ha venido a nosotros en los signos del pan y del vino,
con la reflexión del Salmo: “Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor
mi refugio” (Sal 72).
Despedida
Salgamos de nuestra celebración con una vida renovada y que eso se manifieste
en una relación diversa con la gente: acogida, paz, ayuda, especialmente con los
más pobres y necesitados.